jueves, 30 de enero de 2014

el problema hoy no son las grandes alamedas, sino la ausencia de hombres -y mujeres- libres

martes, 28 de enero de 2014

Conmoción en Coquimbo

Esta historia comienza la noche anterior, cuando Cristóbal me comenta que no podrá estar en una reunión porque viaja con los muchachos de la banda Conmoción a Serena. Le pregunté cómo se iban y me dijo “en bus cama”, a lo que ingenuamente agregué “¿y cuánto sale”?. No será la única ingenuidad en el viaje, pero me respondió “Vamos no más”.

El compromiso era a las 10 de la mañana en Balmaceda 1215 y llegué puntualmente.

Cristobal es el manager o productor de la banda. Pero no es cualquier bandido que iba pasando, nos conocemos hace más de 15 años, cuando con mi hermano dábamos los primeros pasos en el rockandroll, ahí mismito en Balmaceda, porque ahí ensayabamos y también lo hacían los Santo Barrio, banda de la que Cristóbal era baterista. Corrían los tiempos del Tumbao Rebelde.

Salimos en el bus cama de la banda, que en verdad no es de ellos sino que se lo arriendan a un hombre que se dedica a trasladar bandas. Nunca había estado en un bus rockero y no tiene mucho de especial, salvo lo malo y regular de las películas y que se puede fumar, pero en el baño. La banda mientras tanto iba medio durmiendo, medio conversando, medio leyendo, medio viendo las malas pelis.

No quise saber nada de ellos así a priori, ni qué instrumentos tocan, ni de qué equipo son, ni a qué comuna representan, solo viajar en un bus donde el extraño era yo, en posición de observante ya resultaba un poco incómodo, así que nada de preguntas. Eso sí, conversamos mucho con Cristóbal, de Santo Barrio, de la edición independiente, de los libros futuros y por supuesto de la banda Conmoción.

Banda que por lo demás se está renovando. Uno de los chicos me comenta que el año pasado fue más bien plano para ellos y quieren que este que nace sea lleno de matices y relieves. Para afinar su sonido contrataron un profesor que comienza a hacerlas de director musical, es un hombre corpulento, afable y de sonrisa fácil que, sin embargo, sabe imponer disciplina e instar a los muchachos a aprovechar el tiempo.

Almorzamos en Los Vilos, linda playa, pero poco rato, hay un itinerario que cumplir. Acá cada uno almuerza como puede y el grupo se disgrega con la instrucción de reunirse a las 3 de la tarde. Luego de comer reineta y tomar cerveza volvemos al bus donde siguen las películas...

Llegamos a Coquimbo pasadas las seis, medio aturdidos por la siesta y el calor bajamos las cosas en el teatro Palace, una antigua y remodelada casona en el centro poscolonial, que cuenta con un teatro formidable, cerca de la plaza y del puerto. Nos recibe la gestora cultural de la municipalidad, encargada de que todos en la banda se sientan a gusto. Ofrecen una pequeño cocavi que los muchachos toman alegremente. Las galletas, frutillas y cervezas pasan susto, aunque también los tés y gatorades. Es una banda grande y de intereses diversos.

Ensayan en el patio de la casona, aprovechando todo el tiempo que queda, pues el pasacalles es a las 8 y por lo general cuesta juntar a la banda entera, por lo que aprovechan de repasar temas nuevos y ritmos aún no registrados.

Acá se nota la mano del profesor que al termino de cada canción le llama la atención a las distintas secciones por que vocean las frases con faltas de ortografía, reaccionan tarde al cambio de ritmo o no corrigen las afinaciones durante el tema. Escúchense es la orden del profe y su enseñanza tiene sentido no solo para la música.

La banda trabaja un montón. Esto dista mucho del estereotipado relato del rockero en viaje. Acá se respira el rock con olor a taller y ensamble. Poco a poco los cabros se van cambiando de ropa y todo toma color.

Dos camionetas nos llevan hasta la parte alta del centro de Coquimbo y comenzamos el recorrido de bajada. El alcalde se apersona y yo, encargado de tirar espuma como challa, fracaso en mi intento de mojarlo: simplemente lo perdí de vista. La gente vibra con las frecuencias que conmueven, salta por escaleras y espacios en los que no sería muy prudente normalmente, las calles se repletan y eso hace que el sonido se apañe, suena notable, se hace muy breve.

Los roudies de la banda merecen párrafo aparte. Si la pega es complicada en un escenario, dada la variedad de instrumentos y artistas, eso mismo caminando y con gente por todos lados es una locura. Además, hay q ir convidando agüita en los intermedios, tirar challa y apoyar a la banda con maracas, huiros y cualquier cosa que haga ruido.

Terminado el show los muchachos de una banda de bronces amiga aprovechan la gente para seguir la fiesta y generar unos pesos para el viaje. Esto alcanza para todos, me comenta el Hueo. Sea propio o no, los rockeros la viajan en bus.

Luego, la organización municipal nos lleva a comer a un restorán pituco junto a la costanera. Mientras comemos, causa hilaridad y comentarios la presencia de Roberto Dueñas, el peluche de Marlén, acompañado de varias rubias y un machucao musculoso. Rica la comida, pero mucho mejor la pichanga que se jugó en la playa terminada la comida. Ahí, además de las dotes futbolísticas de los muchachos (?) se exhibió la capacidad locutora de Robin, que con gracia y despliegue lingüístico narró los pormenores del partido.

Con arena en la cara y la ropa sudada volvemos al bus. Ya es pasada la medianoche y toca emprender el viaje de regreso. A las seis de la mañana nos despedimos, una vez más, frente a Balmaceda.

domingo, 26 de enero de 2014

¿Qué es la anarquía? (a mi madre) - por Inocencio Lombardozzi, Buenos Aires, 1922

Anarquía es el sueño venturoso del poeta, la visión deslumbradora de las almas grandes, el anhelo de los corazones nobles, la aspiración sublime de los seres ávidos de justicia.
Es el pensamiento humano en su más alto vuelo, águila atrevida que conquista el espacio insondable, vistiéndose con rayos de sol a quien desafía, escudriñando con sus ojos el corazón del hombre.

Anarquía es la secreta poesía del amor, es la estrofa vibrante de los besos perdidos, el poema de las almas que se buscan, en parto de un mundo en su eterno germinal, el viento que lleva la semilla creadora, el aliento vivificante del céfiro que ondula flores exuberantes cuajadas de rocío.

Anarquía es el conjunto diverso y armonioso de las pasiones humanas: la vida en toda su grandeza encerrada en una aspiración; el vuelo de las almas hacia el grande y sublime amor!
¡Es la vida!

Anarquía es el llanto angustioso de la madre anémica que ve morir a su cría estrujando sus pechos áridos; es la queja dolorosa de los seres abrevados en el cáliz de la amargura; es el último estertor del vagabundo que se retuerce de frío bajo los puentes.
Es el sollozo abrumador que exhalan las páginas sangrientas de la historia, la infinita amargura que aportan las tinieblas donde se perpetraron tantos crímenes!

Anarquía es el espasmo doloroso de las carnes flageladas; es la lágrima arrancada inocentemente; es el fragor macabro de los cuerpos que se balancean en las horcas infames.
La contracción suprema bajo el golpe de la cuchilla,
Es el choque de la ola de sangre que mancha la sociedad maldita, el crujir de los huesos que abonan las campiñas, teatro de inhumanas matanzas.
Es el canto triste e todos los sufrimientos condensados, la estrofa desgarradora de los dolores anónimos.
¡Es el dolor!Anarquía; es el ¡Germinal! Que exhala la garganta agarrotada.
El grito potente del rebelde sin Dios ni Amo, que abofetea con su odio el rostro del tirano.
El “merdi” histórico del esforzado que no transige.
La protesta airada de la humanidad herida en su dignidad.
El ruido de las hoces que se afilan para segar los tallos más grandes; el fulgor del puñal que rompe el pecho a un verdugo del pueblo.
Es la ¡Venganza! Escrita en sangre en los oscuros calabozos, el ruido de las cadenas que agitan las almas rebeldes!
Es el incendio, la roja llamarada que se divisa, la musa petrolera que se venga!
Por eso soy anarquista, madre mía, porque sueño y espero, porque siento y sufro, porque soy rebelde y lucho.




viernes, 24 de enero de 2014

fragmento de "Mejor que el vino", por Manuel Rojas (p65)

Creía en muchas cosas, en la fraternidad entre los seres humanos -dejando de lado el asunto de las mujeres propias o ajenas, esas son necesidades-, en el porvenir de la ciencia, en el futuro de la humanidad, nobles creencias que no se contradecían con aquella parte dramática y pesimista de su sentimiento de a vida humana.
Este sentimiento era aplicado y sentido como ser individual, no como ser social. Estaba convencido de la irremediable y total mortalidad del hombre, pero pensaba que aunque este, como ser individual, es perecedero, no lo es como ser social, después de que yo muera y desaparezca seguirán viviendo otros hombres, muchos hombres y mujeres, muchos, bastantes más que hoy, cada día nacerán más, como ha dicho Malthus, y yo estoy de acuerdo con él, pero el hecho de que el hombre sea un ser mortal no quiere decir que esté obligado a vivir en la miseria, dividido en clases, ahítas unas, hambrientas otras; y tampoco porque uno es pesimista debe renunciar a la vida; Shopenhauer no renunció; ya ves que hasta se afeitaba con un papel ardiendo; si esta vida no es más que esta vida y no hay otra; en ese caso arreglatelas como puedas, y si uno no renuncia a ella, sino que la acepta y hasta la encuentra hermosa y la ama, ¿por qué no hacer lo posible por vivirla bien? ¿por qué soportar el hambre, el frío, la abstinencia, la tristeza y el abandono?
Estoy vivo, y por el hecho de estar vivo tengo mis derechos, al menos uno, el de vivir. Si no les gusta, mátenme, pero haré lo posible por vivir lo mejor que pueda, así como ustedes lo hacen.

viernes, 17 de enero de 2014

Dos de Fabián Casas

UNA OSCURIDAD ESENCIAL

Hay una oscuridad esencial en esta calle.
Un único farol ilumina el contorno
y árboles domesticados, altísimos,
producen una música de acuerdo al viento.
Miro a mi perro,
una conciencia a ras del piso
que hurga y mea en la tierra
y pienso en mí, hundido
en el lenguaje, sin oportunidad,
sosteniendo una correa que denota
lo que fue necesario para estar unidos.

HACE ALGÚN TIEMPO

Hace algún tiempo
fuimos todas las películas de amor mundiales
todos los árboles del infierno.
Viajábamos en trenes que unían nuestros cuerpos
a la velocidad del deseo.

Como siempre, la lluvia caía en todas partes.

Hoy nos encontramos en la calle.
Ella estaba con su marido y su hijo;
éramos el gran anacronismo del amor,
la parte pendiente de un montaje absurdo.
Parece una ley: todo lo que se pudre forma una familia.

miércoles, 8 de enero de 2014

menjunje

tanto pedirle, lunita no crezcas

(sería tan fácil siendo luna)

verano posnuclear

no es conveniente hacer camino al andar, ni alimentarse de frutas silvestres
Jorge Díaz, subsecretario de salud

todas las ratas están preñadas
y los ratones de cola larga
avanzan con el fuego a las ciudades

las ratas están preñadas
pues el año del coligüe
trae mucha comiday bocas nuevas
que alimentar

martes, 7 de enero de 2014

la luna crece
y yo ya sé que ya no está
nuestra pepita de pimienta

jueves, 2 de enero de 2014

la guerra no se va

Si yo estoy vivo, Vietnam también
John J. Rambo

la guerra
no se va
la tregua que vivimos,
no se va
las marcas en el cuerpo,
no se van
no se van
las cosas del espejo
no se van,
están más cerca.

no se va tampoco
el infierno al que llamamos casa
no se van
los veteranos al regreso
no se va la espera
no se va la nada
no se va esta guerra que alguien más perdió