miércoles, 29 de junio de 2011

concentrado mineral / motor mosquito

amanece de concreto,
moscas pausa apenas pasan esperando
como uvas en parrones,
en otoños.

el mosquito acude atento a la ternura del brasero,
los mosquitos para brisas se reúnen con volcanes
piedras pomes y cenizas,
que no hieren aunque raspan las durezas caminadas por doquieres.

fuma hojas que recoje dentre el humus en que pisa con las plantas sobre plantas,
sobre piedras,
sobre estacas,
sobre flechas,
sobre canas incipientes en las sienes,
devenires olvidados entre mañas le despiertan desayunos de gomina a lo escaso de las sales del camino en que avanza a las rutinas ominosas despiadadas de cotonas juveniles,
que corriendo y maquillando van perdiendo la costumbre de olvidar en el alivio,
de borrar con la mirada
y coronar.

va de a poco recogiendo sus miserias con nostalgia de solcitos de otros tiempos,
galerías que borrosas de tan idas
se apersonan sin aviso al subterráneo parpadeante de goteras que escatiman fluorescentes,
al espacio restringido en que habitan los incendios,
vaporosos,
empañados,
en las nubes,
en pañales como abejas que zumbando van oyendo su destino

miércoles, 15 de junio de 2011

12

El paso del velorio al funeral fue más o menos breve, o al menos a esa hora a mi ya todo me lo parecía, el tiempo no para, pensé.

Mientras las señoras rezaban el rosario y mi mamá se maravillaba con algunas oraciones re antiguas que no oía desde que era niña y que grabó en su teléfono, salimos con con el Pablo a dar una vuelta a ver si encontrábamos algo para comer.

Llegando a Avenida Alemania nos encontramos con el monumento a los niños que murieron en Antuco por la nieve y la tontera de un milico. Atrás del memorial hay una cancha de tierra seca y mucho viento, cuesta abrir los ojos por el polvo y leer los nombres de los 44 muchachos conscriptos y del cocinero que murió abrazando a dos en la tormenta.

Se nos quitó el hambre. Volvimos a la iglesia.

viernes, 10 de junio de 2011

Es

El equipaje del destierro es mi maleta de humo

Bajo las cenizas del cordón