miércoles, 28 de diciembre de 2016


el tiempo (como todo)
no se gana ni se pierde
y sus cambios
aunque siguen ciertas reglas
no resultan predecibles

somos mero presente y por eso,

con nuestros limitados medios

caemos rendidos a
la falsa necesidad de dejar nuestra marca en la caverna


sin entender (por ejemplo) que
que la posibilidad reside en la medida
y que las horas, días, años, meses
solo existen en las retinas de nuestros hijos

o que como ni el río ni el mar somos los mismos
si no sueltas puedes
amar de lejos a una persona que ya no existe

que es un poco más triste que amar en silencio a una desconocida

habría que
salir
en busca de un aprendizaje

porque aprender
tendría que ver con curar heridas
y dejar de ser quienes fuimos
para dar

y caer en la cuenta

y entender
que hay un pecado cotidiano en hacernos hombres
que esa hombría también es aprendida
y aún así gobierna los afectos que hemos construido

habría q aprender a amar de nuevo

y cuestionarse la necesidad de pedir un perdón inútil
para no estar en la culpa siempre y seguir,
pero nunca olvidar que también unx hizo daño

sábado, 24 de diciembre de 2016

Invocación a la tormenta


Cola de ballena
lengua cocodrilo
flota entre bruma y aire espeso

sábana pérdida
aguja de escorpión de agua
libra por libra

despreciando a la fortuna
blandiendo un acero,
con el estomago lavado al viento,
burlándose del cielo

¡Qué se hunda el océano!
Y me coman los ojos los pájaros negros

y se llene de viento la palabra empeñada

¡Qué naufraguen los mares!
en peñascos que prometen olvido a quienes los viven
en golpes precisos, reiterados hasta el hartazgo entre la espuma

haciendo espuma
escribiendo espuma

con la boca

habría que aprender a hacer nudos 
y volverse un poco marino
y como los payasos,
besar, partir y amar en cada puerto,
pero odias los puertos
y no tienes corta plumas
ni conoces el lenguaje de banderas
ni el de señas

ni el de las caras pintadas,

arlequín,
habría encontrarte entre estos papeles que cortan
e irse por su filo
cantando eso de
'y reír y reír y reír'

como el romántico ante el abismo,
pero con los ojos chicos,
habría que dejarse caer desde el palo mayor,
sin que nadie grite hombre al agua

ahí donde estacionan las bicicletas blancas
como la ballena

y varar ahí mamifero
donde se junta el Leteo,
con el mar que es el morir

pero ni el mar ni el río somos los mismos

que se venga la tormenta
que se venga
la noche es la musa
que se venga

que naufraguen los mares

y se estrellen en la felicidad de las piedras
como las burbujas al abrir la botella
como un murmullo
en la arena gruesa
en la blanca arena hirviendo
el agua, el mate
el soliloquio en la recámara

porque lo que se siente en la guatita al mirar el horizonte
es también la emocionalidad de los vengativos dioses