me preguntas, lesbia, cuantos besos me bastan:
Cuantas son las arenas del desierto de Libia, en Cirene,
entre el óraculo de Júpiter y el sepulcro de Bato;
cuantas son la estrellas que en la noche callada
contemplan los amores ocultos de los hombres.
Estos besos le bastan a tu loco de Catulo,
que no puedan los curiosos calcularlos
ni la maledicencia causarles maleficio.
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.................pero no te escaparás de mis yambos..................
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Odio y amo. Tal vez me preguntéis por qué.
No lo sé, sólo sé que lo siento y que sufro.
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Pobre Valerio Catulo no te hagas ilusiones
y lo perdido dalo por predido.
Para ti ya brilló el sol una vez,
cuando corrías detrás de la muchacha
que amé como ninguna otra ha sido amada.
Y hubo entonces, ¿recuerdas? tantos goces
que tú pedías y ella no negaba.
Sí, para ti ya brillo el sol una vez.
Ahora ella no quiere: tú no quieras tampoco.
Ni sigas a la que te huye, ni estes triste,
sino pórtate valiente, no claudiques.
Adiós, muchacha, Catulo ya no claudica,
ni nunca más te buscará, ni volverá a rogarte.
Pero a ti te pesará cuando nadie te ruegue.
¡Me da lástima por ti! Pienso qué días te esperan.
¿Ahora quien te visitará? ¿Para quien serás bella?
¿A quien vas a besar? ¿A quién le morderas los labios?
Pero tú, ¡valiente! Catulo ¡no claudiques!
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Celio, nuestra Lesbia, aquella Lesbia,
aquella Lesbia a la que amaba Catulo
más que a él mismo y que a toda su familia,
ahora se vende en las plazas y los boulevares
de Roma.
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Tan enredada está mi razón, mi Lesbia, por tu cualpa,
y por seguirte a ti está tan perdida,
que ya no podré estimarte por muy bien
que te portes
ni por muy mal que te portes dejaré de quererte.
1 comentario:
Bolaños era un gran admirador de Ernesto Cardenal , leía sobre todo sus traducciones de Catulo .
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