y para contarte,
disectar en palabras lo que pertenece a las tripas
disertar en soplidos lo que habita en el viento
no hacer del camino una autopista
ingeniarse un universo
para habitar
con las raíces bien puestas
no ser bueno con los rencores
relajar el cuerpo para el frío y los malos ratos
porque de la tensión y el frío nacen los traumas
miércoles, 27 de agosto de 2014
(en tu proa mi nombre va)
tu pirata soy yo,
me cantaba
la rubia de la cuarta fila
antes de emprender el viaje
pero el tesoro estaba maldito
y hoy su fantasma
me llena la memoria
(quizás fuimos dos locos incurables,
dos chispas en la oscuridad de la cintura de tus playas)
tu pirata soy yo, me dijo un día
y flotando río abajo
repetía soy yo
tu libertad
tu corazón
mi mar
tu pirata soy yo
me cantaba
la rubia de la cuarta fila
antes de emprender el viaje
pero el tesoro estaba maldito
y hoy su fantasma
me llena la memoria
(quizás fuimos dos locos incurables,
dos chispas en la oscuridad de la cintura de tus playas)
tu pirata soy yo, me dijo un día
y flotando río abajo
repetía soy yo
tu libertad
tu corazón
mi mar
tu pirata soy yo
- ¿y uno se acostumbra a que esté muerto su papi?
- ... sí... más o menos rápido, de hecho...
- osea, ¿se olvida?
- todo lo contrario, te acuerdas todos los días, varias veces, como si te acompañara, al principio en el olor de la ropa que aun está ahí, o en el puesto menos en la mesa, con los años las cosas materiales se difuminan, pero no se va ni se olvida...
- ... sí... más o menos rápido, de hecho...
- osea, ¿se olvida?
- todo lo contrario, te acuerdas todos los días, varias veces, como si te acompañara, al principio en el olor de la ropa que aun está ahí, o en el puesto menos en la mesa, con los años las cosas materiales se difuminan, pero no se va ni se olvida...
lunes, 7 de julio de 2014
buscando en el polvo
CLAUDIO.–– Y ahora, mi querido
Hamlet, sobrino e hijo mío....
HAMLET.– ( Molesto, aparte ) algo más que pariente y menos que amigo
CLAUDIO.– ¿Por qué esa tristeza? ¿Qué nubarrones ensombrecen tu rostro?
HAMLET.– No es eso, señor; es que paso demasiado tiempo expuesto al sol.
GERTRUDIS.– Querido Hamlet, desecha ese melancólico humor. No sigas cabizbajo buscando a tu padre en el polvo. Ya sabes que es ley natural que todo lo que vive ha de morir, pasan do de aquí... a la eternidad.
HAMLET.– ( Molesto, aparte ) algo más que pariente y menos que amigo
CLAUDIO.– ¿Por qué esa tristeza? ¿Qué nubarrones ensombrecen tu rostro?
HAMLET.– No es eso, señor; es que paso demasiado tiempo expuesto al sol.
GERTRUDIS.– Querido Hamlet, desecha ese melancólico humor. No sigas cabizbajo buscando a tu padre en el polvo. Ya sabes que es ley natural que todo lo que vive ha de morir, pasan do de aquí... a la eternidad.
"Las palabras son un plástico material con el que puede emprenderse toda clase de cosas. Hay palabras que en ciertas acepciones han perdido su significado, del que todavía gozan en otro contexto. En un chiste se rebuscan justamente aquellas circunstancias en que las palabras descoloridas vuelven a recibir su significado pleno: '¿como anda?', preguntó el ciego al paralítico. 'Como usted ve', respondió este al ciego".
(Sigmund Freud -casi- en "El chiste y su relación con lo inconsciente")
(Sigmund Freud -casi- en "El chiste y su relación con lo inconsciente")
miércoles, 2 de julio de 2014
La canción desesperada - Neruda
EMERGE tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
El río anuda al mar su lamento obstinado.
Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!
Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!
En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.
Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!
Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.
Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!
En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!
Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.
Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.
Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.
Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.
Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.
Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!
Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.
Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.
Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.
Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.
Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!
Oh sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron.
De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
de pie como un marino en la proa de un barco.
Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.
Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!
Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.
El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.
Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.
Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.
Es la hora de partir. Oh abandonado!
viernes, 2 de mayo de 2014
Fragmento de "Musa traviesa" de José Martí, citado en "La oscura vida radiante", de Manuel Rojas
yo suelo, caballero
en sueños graves,
cabalgar horas luengas
sobre los aires.
me entro en nubes rosadas,
bajo a hondos mares,
y en los senos eternos
hago viajes
allí asisto a la inmensa
boda inefable
y en los talleres huelgo de la luz madre:
y con ella es la oscura vida, radiante,
¡y a mis ojos los antros
son nidos de ángeles!
en sueños graves,
cabalgar horas luengas
sobre los aires.
me entro en nubes rosadas,
bajo a hondos mares,
y en los senos eternos
hago viajes
allí asisto a la inmensa
boda inefable
y en los talleres huelgo de la luz madre:
y con ella es la oscura vida, radiante,
¡y a mis ojos los antros
son nidos de ángeles!
lunes, 28 de abril de 2014
lo bueno de cuando duelen las piernas
para expulsar estos fantasmas
hay q llevar todo el peso a las plantas
y soltar
pensar en cada huesito
y soltar
y correr así a lo Forrest
por el Parque Bustamante
la Quinta Bella
y la Gran Avenida...
correr es
recuperarse en el trote
y respirar hondo
por mi
por ti
y por todos los compañeros
porque la cura de sueños no altera el ritmo de las vigilias
y casi como el desapego,
la cura parte por casa
hay q llevar todo el peso a las plantas
y soltar
pensar en cada huesito
y soltar
y correr así a lo Forrest
por el Parque Bustamante
la Quinta Bella
y la Gran Avenida...
correr es
recuperarse en el trote
y respirar hondo
por mi
por ti
y por todos los compañeros
porque la cura de sueños no altera el ritmo de las vigilias
y casi como el desapego,
la cura parte por casa
martes, 22 de abril de 2014
"La transgresión no es la negación de lo prohibido, sino que lo supera y lo completa", por Georges Bataille en La Transgresión
Si la transgresión propiamente dicha, oponiéndose a la ignorancia de la prohibición, no tuviera ese carácter limitado, sería un retorno a la violencia, a la animalidad de la violencia.
Sin embargo, no es eso en absoluto lo que sucede.
La transgresión organizada forma con lo prohibido un conjunto que define la vida social.
Por su parte, la frecuencia -y la regularidad- de las transgresiones no invalida la firmeza intangible de la prohibición, de la cual ellas son siempre un complemento esperado, algo así como un movimiento de diástole que completa uno de sístole, o como una explosión que proviene de la compresión que la precede.
Lejos de obedecer a la explosión, la compresión la excita.
Esta verdad, aunque se fundamenta en una experiencia inmemorial, parece nueva.
Pero es bien contraria al mundo del discurso, del cual proviene la ciencia.
Por eso sólo tardíamente la encontramos enunciada.
Marcel Mauss, seguramente el intérprete más notable de la historia de las religiones, tuvo conciencia de ello, y lo formuló en su enseñanza oral. En su obra impresa, esta consideración aparece al trasluz sólo en unas pocas frases significativas.
Roger Caillois, que siguió la enseñanza y los consejos de Marcel Mauss, fue el primero en presentar, en su «teoría de la fiesta», un aspecto elaborado de la transgresión.
Sin embargo, no es eso en absoluto lo que sucede.
La transgresión organizada forma con lo prohibido un conjunto que define la vida social.
Por su parte, la frecuencia -y la regularidad- de las transgresiones no invalida la firmeza intangible de la prohibición, de la cual ellas son siempre un complemento esperado, algo así como un movimiento de diástole que completa uno de sístole, o como una explosión que proviene de la compresión que la precede.
Lejos de obedecer a la explosión, la compresión la excita.
Esta verdad, aunque se fundamenta en una experiencia inmemorial, parece nueva.
Pero es bien contraria al mundo del discurso, del cual proviene la ciencia.
Por eso sólo tardíamente la encontramos enunciada.
Marcel Mauss, seguramente el intérprete más notable de la historia de las religiones, tuvo conciencia de ello, y lo formuló en su enseñanza oral. En su obra impresa, esta consideración aparece al trasluz sólo en unas pocas frases significativas.
Roger Caillois, que siguió la enseñanza y los consejos de Marcel Mauss, fue el primero en presentar, en su «teoría de la fiesta», un aspecto elaborado de la transgresión.
martes, 8 de abril de 2014
(parafraseando a cardani)
si,
salieron y pasaron un buen rato
pero recuerda:
el chaumín es el especial,
no tu
salieron y pasaron un buen rato
pero recuerda:
el chaumín es el especial,
no tu
domingo, 6 de abril de 2014
viernes, 4 de abril de 2014
emprende el viaje
cierra el círculo, ordena las cosas; no dejes cabos sueltos.
no huyas, solo vete
tu corazón, tu espíritu y tu cuerpo son suficientes
no huyas, solo vete
tu corazón, tu espíritu y tu cuerpo son suficientes
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