
Abraxas pisa y come la maleza,
mendigo de otras vidas
reivindica el orden difamado,
caga y fertiliza la tierra,
Alastor trae grito y abismo,
grandeza, lujuria y poder.
Añá
Sentado junto al río mira a un gordo
de trescientos kilos hablar
de autocontrol y armonia.
En otro rincón
lamiendo la tersura perdida
habla Milton de envidia y trinidad.
Cassiel en rebelión contra la vejez
guía carruajes alados por rutas invisibles;
Mandinga avanza invencible tras la venganza.
Aterido el tiempo se retira.
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