domingo, 16 de agosto de 2015
desperté llorando
porque apareciste en un sueño
así cerca
con esa curiosidad simpática
tuya
despertar con ganas de escribirte
y de cantar
pero terminar reparando los virus del computador
viendo facebook por si me hablas
esperar
y darse cuenta de que historias de este tipo quedan mejor escritas para el lado que para abajo, que en ocasiones es más sencillo leer y explicar cuando se da rienda suelta a la palabra. No es que no galopen los versos. Pero es el ánimo.
Cantan los gallos y aullan los perros. Los edificios que rodean mi casa devuelven el eco con que dialogan los animales. dialogamos todes, ¿acaso nos entendemos? cada uno entiende lo que está a su alcance, pero el tema es no dejar de sonar. Qué bueno que hay arboles, su presencia calma pone distancia entre las ventanas y mi espacio.
Hoy tuve miedo en un balcón píso catorce, pensé inmediatamente en lo que pasa durante la caída, la posibilidad de golpear contra el muro mientras caes, el arrepentimiento ante lo inevitable, el sonido de los huesos y algo parecido al dolor, mientras fumaba una colita. Entré rapido de vuelta al departamento, con el estomago en la garganta y ganas de, como el papa, besar el piso y reír tranquilo. ¿como quedan los dientes del suicida?
me dio miedo y eso me tranquiliza.
Como el día en que pensé tirarme al río, pero mejor no, porque con esa cantidad agua no se muere nadie, solo me llevaría una gastritis y peor, habría tenido que trabajar al día siguiente, igual.
Menos mal que los borradores quedan guardados, porque tuve que reiniciar todo.
Es fácil para los computadores. Cuando colapsan de tantas cosas solo hay que reiniciarlos y ya, como si la amenaza de un nuevo comienzo pudiera llevarse a cabo y ser otros, o al menos, los mismos pero más frescos, sin las faltas por costumbre, ni por confianza. Sin tanto por qué me habrá dicho eso, sin amurrarse ni conocerse, sin las ataduras de una vida en común, sin saber qué botones no apretar.
Apareces, desapareces. Pareces, pereces. Ya hablamos ya de escribir hacia al lado, no es por molestar, pero tengo que encontrar mi narrador.
es mentira que mueres. osea, qué más quisiera uno, la luz cegadora, el disparo de nieve, pero ni modo, hay que aprender a vivir con la voz tronadora de palabra precisa y la sonrisa perfecta en la sien.
Yo creo que es por el frío que aullan las perras. O que algo les duele. Yo ya estoy acostumbrado, así que duermo, o sea, por lo general duermo, porque ahora estoy despierto, escribiendo, o al menos eso creo, mientras me enrosco porque hace harto frío y estoy solo. O sea, con los perros y las perras, aperrando, pero no, no es lo mismo aunque miren mermelada, son más nobles y no entiendo.
Es una hora ridícula para estar tan tranquilo. No tengo razones para estarlo, pero claramente si el alcohol es parte de las causas no será la solución.
Un día el maestro juan me dijo que yo era como un camaleón porque siempre cambiaba mi pinta y andaba en diversas cosas, como los libros, los payasos, el periodismo. Igual ser camaleónico supone cierta cuota de falsedad o mimetismo. no creo ser falso. ¿se considerará alguien falso ante si mismo? es posible que haya cosas evidentes que no vemos? igual creo que he mentido. o sea no creo. he mentido, pero no soy mentiroso. prefiero lo del mimetismo, donde fueres has lo que vieres, pero no por conveniencia o por pasar piola, sino porque en las formas del otro está su sapiencia y mimetizarse, así, es impostar la otredad, al menos representarla, aunque eso siempre va a tener que ver más con la idea que uno tiene del otro que con el otro en sí, igual eso da valor a la observación, pero todo camuflaje tiene que ver con lo que uno cree que el otro ve, en uno.
te echo caleta de menos
le dije
pero dijo que no insistiera porque iba a tener que ponerse más pesada.
versos más largos y muchos por poema. la síntesis contrae, es hora de que el caudal se lleve todo, como el agua clara que vence las piedras por ser blanda y moldeable, como las palabras con cariño, como el agua reacciona a las palabras, porque entiende.
como el agua, ¡reacciona!
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