Cortar cadenas y reafirmar lazos. Eso
es.
Liberarse de lo inútil y echar raíces para crecer. Eso es.
En tu vida, te has ido alejando poco a poco de lo importante. De lo que para ti es importante. Y eso no es bueno. Que nunca estés tan ocupado como para que ello ocurra. De ser así, vagarás errante por mundos desconocidos.
Visita a tus bienamados padres. Están viejitos y necesitan de ti. Abrázalos, bésalos, exprésales todo el amor que les tienes. Que no les quede ninguna duda de que son los más importante para ti. Puedes volver a tu lugar de nacimiento, a tu casa de infancia. Buscar aquellos con los que jugaste. Pedirle a tu madre que te prepare ese postre que comías con avidez cuando tenias siete años. O buscar a tus antepasados Guerreros. Visitar su tumba, llevarles algo tuyo en ofrenda. Releer sus escritos, encenderles una vara de incienso o sentarte a meditar junto a ellos.
Desanda tus pasos y vuelve a la raíz, Honra a tu bienamado Maestro. Busca también al hermano. Abrázalo como años atrás, luego de una gran batalla.
Vuelve a casa con tu cuerpo y tu espíritu. Espera a tu compañera, que pronto llegará con los brazos siempre dispuestos a estrecharte. Tal vez tiernamente, mirarla a los ojos como cuando caminaban juntos por primera vez.
Desanda tus pasos y vuelve a la raíz. Vuelve a ti mismo. Vuelve a tu vida. Es tiempo ya.
Liberarse de lo inútil y echar raíces para crecer. Eso es.
En tu vida, te has ido alejando poco a poco de lo importante. De lo que para ti es importante. Y eso no es bueno. Que nunca estés tan ocupado como para que ello ocurra. De ser así, vagarás errante por mundos desconocidos.
Visita a tus bienamados padres. Están viejitos y necesitan de ti. Abrázalos, bésalos, exprésales todo el amor que les tienes. Que no les quede ninguna duda de que son los más importante para ti. Puedes volver a tu lugar de nacimiento, a tu casa de infancia. Buscar aquellos con los que jugaste. Pedirle a tu madre que te prepare ese postre que comías con avidez cuando tenias siete años. O buscar a tus antepasados Guerreros. Visitar su tumba, llevarles algo tuyo en ofrenda. Releer sus escritos, encenderles una vara de incienso o sentarte a meditar junto a ellos.
Desanda tus pasos y vuelve a la raíz, Honra a tu bienamado Maestro. Busca también al hermano. Abrázalo como años atrás, luego de una gran batalla.
Vuelve a casa con tu cuerpo y tu espíritu. Espera a tu compañera, que pronto llegará con los brazos siempre dispuestos a estrecharte. Tal vez tiernamente, mirarla a los ojos como cuando caminaban juntos por primera vez.
Desanda tus pasos y vuelve a la raíz. Vuelve a ti mismo. Vuelve a tu vida. Es tiempo ya.
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