Pobres, me digo, pobres,
todo lo que tienen en la cartera,
en el cajoncito del velador, todo
lo que les queda es
eso, unas cuantas gotas de invierno, un soplo cálido y
helado, unas palabras huecas ya usadas y envejecidas, y
me
alegro con ellas y las acompaño y vuelo con ellas, yo
también
alegre, también transitoriamente alegre.
viernes, 2 de agosto de 2013
Patas de Perro, por Carlos Droguett (Fragmento)
A mi lado pasaron unas mujeres,
apresuradas
entre sus polleras, se iban riendo, mirando el cielo
enrojecido. ¡Está lloviendo!,
gritó alegremente una y caminó más
rápido, más ligera, más
vaporosa, se cogieron del brazo,
se fueron como bailando bajo la
lluvia que recién comenzaba. ¡Está lloviendo!, clamaron otra vez y
estaban felices,
felices y completas, mirando la felicidad, esa
felicidad que
les entregaba la vida, venían de la fábrica, del
taller, de la
tienda, son pobres, son cada día mas pobres, más sin
esperanzas, una tiene ya algunas canas, la otra ve mancharse,
agrietarse sus dientes, Fernando no le ha escrito o anda
con la Nina
o con la Rebeca o con la dueña de la peletería, pero ahora llueve,
está lloviendo y la vida es soberbia, es repleta y generosa para
ella, para ellas dos, son pobres, pero ahora ya no lo son, venían
solas, calladas, apagadas, rendidas, fatigadas, sin dinero, ahora
corren, gritan, se
ríen solas, la risa salta fresca y nueva, recién
creada, está lloviendo, son ricas, muy ricas y felices, no están ya
solas,
están acompañadas, llenas de fiesta, las fuerzas del mundo
están con ellas, van ellas doblegándose, derrumbándose
por la
calle, el viento les ciñe las piernas, las aprieta contra
sus
fornidos lúbricos sensuales brazos, como hace ahora,
ahora mismo,
Fernando con la dueña de la peletería, se
ríen, se ríen, están
contentas, están recién lavadas, recién
iluminadas, el viento es
de ellas, el potente viento es todo
de ellas y ellas de él y el
cielo cerrado, enrojecido, palpitante como sus corazones tristes
llenos de duelo, llenos de
silencio, pero ahora de palabras, de
palabras húmedas e
intactas, llueve, llueve esta lloviendo gritan
desoladas,
admiradas, extrañadas, recién despiertas y
desperezadas
desde el fondo de sus pobres cuerpos, no tienen dinero,
no
tienen esperanzas, la juventud arde ya tardíamente se pondrán
enfermas y ajadas, las echarán de la ocupación, dentro de algunos
meses estarán miserables y descoloridas
vomitando solas por los
rincones, pero ahora se ríen, crispadas, enloquecidas y hasta mas
bellas y esbeltas, porque
está lloviendo, está lloviendo, gritan
felices, mientras la
risa corre por sus gargantas desoladas y se
sienten iluminadas y esenciales y giran con la lluvia y llueven ellas
mismas y vuelan con el viento, ellas son también el viento y
también la lluvia y van mojadas, empapadas, traspasadas
brevemente
por esa corta dicha tempestuosa y desordenada.
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