nunca es fácil la partida
y siempre es triste envejecer,
entonces solo toca morirse,
descansar
y dejar vivir;
irse es lo que pasa con los viejos,
y no mucho puede hacer el que se queda
mejor es recordarlos vivos,
riendo,
dinámicos y en colores
que verlos tras el vidrio
simulando hieráticos
presenciar su propio entierro,
nuestro luto o
el sol que se esconde
para volver a salir
para las lagartijas,
para todo cuanto brota en esta tierra
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