sábado, 21 de julio de 2007

rebelión de perros



La comida china no llegaba, abrazaba al perro mientras veía nervioso el juego. El resultado era adverso; cada vez más. Nos paseamos por el mundo enfrentando a los mejores, siendo vapuleados al mejor estilo del rival de los Globe Trotter´s.
La venta iba mal, el negocio no crecía.
Algo en el entorno olía a prontos despidos "por necesidades de la empresa", pero ahora, ahora miraba el partido, mira que pensar en eso ahora, un sorbo de pilsen sin soltar al negro can, afirmado por el brazo, un poco incomodo.
Nunca prestaba mucha atención a los alegatos del inocente lebrel que sostenía. Otro gol en contra y las presiones se iban acumulando. Como es posible que jueguen así, es una verguenza que no refleja nuestro verdadero nivel. ¿No piensas lo mismo? el perro le miraba asfixiado en amor, soriendo como perdonándole.
Continuaba bebiendo cerveza, espumosa y refrescante, miraba el tele en directo y pensaba en que la vieja puta de su vecina le tenía podrido con lo del volumen, que bien sabía que las paredes eran una mierda y que, por eso hacia aún más frío. Que mala suerte tocarle justo al lado la vieja más alcahueta y de mejor oído de la vecindad.
Si un día llegaba media hora tarde, ahi estaba la vieja puta, escudriñando el motivo de la tardanza, ¿alguna nueva conquista, quizas?; ¿trabajando horas extras? ¡son unos negreros!; ¿Compartiendo con sus amigos? No sabía que tuviera amigos...¡Hableme de sus amigos!.
Tales invectivas le dejaban petrificado mientras subía las escalas congeladas y a la interperie, prestando oreja a esta señora de cal. Nunca le dice nada. Pone la FM y se hace el leso. De todos modos sabe que dentro de poco vendrá a joder con eso de que la musica esta muy fuerte.
Pensaba en la vieja puta y abrazaba al perro en silencio, la comida china no llegaba y estaba cansado; pronto sería despedido, odiaba el trabajo y nuestro equipo era derrotado miserablemente, lo que le inundaba de tristeza.
A medida que aumentaba su frustración, más estrangulaba, inconscientemente el pacifico semblante del lebrel, su única compañia, tanto así, que no se dio cuenta cuando este había dejado de respirar, tranquilo y respetuoso siempre de su amo no había hecho ningún amago por defenderse de la asfixia.
Pensó ¿cuanta nobleza hay en la conducta de este inocente can? tal vez más de la que pueda resistir. Aún así, ante la culpa y la vergüenza, supo hacer corazon de tripas, y resolvió tomar revancha por su perro y por sí mismo.
Miró entonces con infinita ternura las mortajas del perro que él mismo asesinara minutos antes, y lo puso como emblema, colgando de lo alto de un palo de escoba y tomó el Smith&Wesson.
Salió de su departamento.
Lo primero fue entrar donde su vecina para amordazarla y dejarla bien amarrada, ya arreglarían sus cuentas. Acto seguido, se dirigió al local "Ley fa, trabajo a destajo" y puso plomo entre los ojos del dependiente, el cocinero y el repartidor.
Con una mano afirmaba al perroemblema, con la otra disparaba a pulso firme. El cuarto disparo fue para el televisor que transmitía sus últimos quince minutos de oprobio y desconsuelo futbolístico.
Salió y tiró al aire.
El disparo llamó la atención de los vecinos, quienes se asomaron curiosos. Entonces pregonó la muerte justiciera del perro y la sed de venganza por la vida miserable del humano.
La gente acogió con entusiasmo el llamado del perroemblema, saliendo de sus casas.
Los dependientes chinos fueron amarrados a sillas y llevados en andas por las calles a ambos costados de la mascota muerta, en lo que era un verdadero espectáculo.
Poco a poco se sumaba la gente, aparecieron dos escopetas y luego un fúsil. Al poco rato la revuelta se volvió una magnifica demostración.
La turba avanzaba por departamental destruyéndolo todo a su paso. Los policias, al ver la escena quedaron helados, la fuerza central no pudo convencer a sus efectivos de intervenir; incluso se supo de algunas desersiones al interior del cuerpo, de modo que los oficiales ordenaron la retirada antes de quedarse solos.
Las asonadas duraron cuatro días en los que, además de ser casi destruida nuestra capital, acribillados muchos ricos y saqueado gran parte del herario público, se pintaron miles de murales representando la imagen del can enarbolado, de los chinos muertos y los policias desertando, todo eso bajo el lema "El silencio y el cansancio, el odio y la tristeza" que sacaron de una antigua canción de rap.

3 comentarios:

Unknown dijo...

la turba avanzsa por departamental y nadie la detiene
entre euforicos, borrachos, agresivos, algunos mas, algunos menos, unos cuantos drogados...
5 caradevineros muertos y un pan con aji en el suelo a medio comer... mascando mentita, para no perderse un detalle del aforo...

me jode esto de tener algunas teclas malas ... sin acentos, sin parentesis, sin exclamaciones, ni comillas, ni plata...

pero mas temprano q tarde se abriran las grandes veredas de depar, por donde pase el hombre blanco, reventando a cualkier tipo tirado pa rubio, con franja de fifi, caderas anchas y la pera tirtiando

martes 24 de julio, 19:30, 3 mil

cabellosdefuego dijo...

ya te lo dije pero me encantó la frase del perro. me gustó. creo que en ella contienes todo el espíritu del cuento, porque en realidad el protagonista nunca tuvo la culpa: lo tuvo la vecina, los chinos, los putos engranajes de una sociedad a la que le falta lubricación.

Anónimo dijo...

viejas culeadas sapas abundan
a granel y por mayor
las balas zumban avispas en los oidos
"de unos cadàveres que estan al mando"
mascando cunetas a diario
y respirando espejos
los sepultureros estan en huelga
y los restos diseminados
embellecen las tardes de Julio en la Republica Anonima de los Zombies Alkoholikos...