viernes, 22 de mayo de 2009

El patio de las perras III


huele el humo, sangre, alcohol y el miedo. Lluviosas jornadas de lejanos inviernos, un lugar donde tirar la conmovedora carne que son ellas tras cada jornada de ladridos y ausencia.

En el patio, lo que huele, son casitas recovecos, son baldosas, tapizadas, por el pelo de las perras, sucias, apiladas y con miedo y garrapatas, en la boca, en las orejas, son las llagas, pobre piedra, moscas y carbones, que no besan lo oxidado, que no lamen la tristeza que circunda el deterioro, tan cercano a los olvidos, los olores, lo borrado, escombros capas, las que habitan, estos seres, ateridos y sin agua, son ladridos de cansancio, son las perras, agobiadas y con miedo, quizás dónde, quizás cuando, han cedido con los ojos, insondables de esa virgen que lamenta con el llanto, nuestra sangre, entre los días, que ignoro, y sólo anoto, los ratones de entretecho, machucao, en los riesgos de encontrarse, en el olimpo, al que se fueron, eso suena, el sedimento de cachorros, que se fueron, tras terneras, agua en la tormenta, ante el invierno que no llega, hasta el pantano, tras la reja, y los nogales, sola, enmohecida, la pobre piedra, en la ternura de tantas hojas, que implosionan oradadas, tras su tiempo, rumbo al humus, que seremos, y es mi padre entre sus muros, al que abrazo esta mañana, en el patio de las perras.

lunes, 11 de mayo de 2009

El patio de las perras I

yo no sabía que en el silencio de esta morada se esconden sombras, cuyas colitas, golpean torpes, lo que circunda por lontananza.

el patio es de las perras, las perras gordas, llenas de escombro y sierras de óxido, prensas de aceite, grasa de rejas, miedo a lo oscuro, a lo oscurito entre los escombros, al disculparse, terneras polvo, miedo de teta, como la mami, quizás que cosa, que le ha pasado, la pobre piedra, un poco podrida, sendas camadas, y ni pensar las que murieron agua, las pobrecitas, las inocentes, las tan sin culpa, el patio de las perras y el recuerdo olimpo de las tres partes y de su huella, que fue avisarme cuando se iba, esa mañana a langüetearme mientras dormía en la otra casa, bajo la lluvia, puñales ríos y esa tormenta, que es josefita, y es tanto miedo eso que suena, y era tan linda, la madrugada, tras la rendija por la que miras, que ni pensaba en el pobre viejo, mi viejo perro, que ya ni ladra tras la costilla desconocida, que no volaba, de tanto nervio, la sola risa en medio del barro, la turbulencia y el aislamiento, el deterioro, mosquita muerta que deambula, lo decadente, lo envejecido, que ya no entra en la calabaza, que es esta isla, que es este patio, son estas perras, y el pobre johni, que quizás dónde, entre los escombros, dejó este cuento, de los primeros, tomó sus bultos, por el mapocho, café con leche, que se nos viene, cada mañana, corriendo al metro, metro cuadrado, lleno de rejas y olor a aceite, entre la escarcha destos escombros, por los que mira, así que triste se va entumiendo, todo moreno por la calzada.

sábado, 18 de abril de 2009

viernes, 27 de marzo de 2009

derechito al infierno, con audio de los fiskales y sumo.


para los tiempos que corren,
instintos extraños son listos
acarreando decepción, pero
no cante, hermanito
si sabe, no cante,
mejor aplane el asfalto,
preparado, si sabe
escuche, recuerde.

(desorden para mi jardín,
desorden para verme más feliz)

para correr con los tiempos
de botellas que encienden las penas
no cante compañero,
y aunque caiga un muro y se levanten diez,
haga como el litre que sabe
y no canta, pues lo saludan
orejas prestas de ahogo y cariño en sangre.

(lo entendido es lo que no entiendo)

Ante esos focos,
es mejor hacerse el ciego,
no vaya como las moscas,
si ha de correr para los tiempos,
el sitio; la miel,
con los pies por delante
y la boca llena de hormigas;
no cante de los gritos, mejor
camine a otro tiempo,
la noche es la musa que se venga.

(y devolvimos todo, y nos sentimos mal)





domingo, 15 de marzo de 2009

apaga la tele


Los medios de comunicación son la herramienta para anestesiar a los seres humanos, engañarlos y destruir sus vidas. Su exponente más perjudicial es la televisión, con contenidos nulos en formación o en difusión de cultura.
Fantasía tentadora de Babilon, droga dañina y somnífera. Esa señal propaga ambición, violencia y demencia.

viernes, 6 de marzo de 2009

los niños palestinos

por José Steinsleger
La Jornada

La primera intifada (levantamiento, agitación) de Gaza y Cisjordania empezó en 1987 y acabó en 1993, con los Acuerdos de Oslo y la creación de la Autoridad Nacional Palestina, engendro político favorable a los gángsters que gobiernan Israel. Las piedras habían sido el arma principal de la resistencia en los territorios ocupados.

La segunda intifada empezó el 28 de septiembre de 2000, cuando frente al cadáver de Mohamed Dura en los brazos de su padre, llevó a los niños a pensar que la figura protectora por excelencia, poco y nada podía hacer para protegerlos. El 22 de julio de 2002, luego que un avión F-16 destruyó su vivienda matando a su madre y sus hermanos de cinco y seis años, Jihad Hwitti (14) cambió de vocación: sería kamikaze, en lugar de médico.

Durante la conquista del far west, los indios de América del Norte pegaban la oreja al suelo para oír el galope y calcular la distancia de los regimientos que venían en pos de su exterminio. En Palestina, los niños son expertos en calcular la distancia de un tanque por su sonido, y los eventuales estragos que pueden causar sus proyectiles.

En octubre de 2002, la profesora estadunidense Annie C. Higgins (profesora de árabe de la Universidad de Illinois) viajó a Cisjordania, y en Yenin elaboró un pormenorizado informe que aturde el cerebro: cuando las escuelas cambian sus horarios de inicio y fin del día escolar, los cazadores israelíes ajustan rápidamente sus planes.

Higgins cuenta cómo murió Muhammad Yusuf Quaysi (16 años) herido por un tanque en su camino al liceo Salam; Mahran Ahmad Rafia (13 años) fue alcanzada por el disparo de otro tanque a las puertas de la escuela Hittin; el niño retardado Said al-Dubi fue herido por otro tanque, cerca del mercado Hisbi; Rasha al-Salfiti (18 años), de la Universidad Americana, fue alcanzada por un disparo de tanque cuando estaba sentada esperando un autobús. Luego, el tanque impidió que la ambulancia de la Media Luna Roja pudiese llevarla al hospital.

Sigue: Adil Abu Zayad cayó herido por la metralla de un tanque que rebotó contra un muro; en la escuela femenina Khansa, las niñas se lanzaron al suelo mientras un par de de tanques disparaban contra las ventanas del inmueble. El director del Consejo de Educación transmitió un mensaje llamándolas a mantener la calma. A las 10 de la mañana, las clases retomaron la normalidad. El día escolar acabó a las 12:30 a.m. Los hechos corresponden a una sola jornada: 8 de octubre de 2002.

El 5 de octubre de 2004, un oficial israelí disparó contra Iman Alhassam, de 13 años, en momentos que se dirigía a la escuela en Rafah (Gaza). Luego, le vació el cargador de su arma cuando ya estaba en el suelo. Veinte impactos. Detenido, el oficial justificó su acción. ¿Acaso Iman no podía cargar una bomba en su mochila escolar? (Agencias Dpa, Reuters, Afp. Jerusalén, 13 de octubre.).

Pero el edificio debía ser destruido porque allí habían vivido Mahmud y Mamad Hamash. Mahumd cumplía una sentencia de 50 años, y Mamad se hallaba a la espera de juicio. Los familiares abandonaron la casa. El ejército colocó los explosivos. A distancia, 120 niños de dos a seis años observaron el operativo. Luego, como si se tratase de un juego más, corrieron junto con sus maestros a rescatar de los escombros libros, dibujos y materiales didácticos con los que aprendían a cantar y bailar.

En noviembre de 2005, la organización Médicos por los Derechos Humanos de Israel y la Comunidad para el Programa de Salud Mental de Gaza interpusieron una querella judicial a fin de prohibir los vuelos rasantes de los aviones supersónicos sobre la población civil. Los médicos comentaron el incremento de abortos espontáneos entre las mujeres palestinas, y el pánico que el estruendo causaba entre los niños. El ministerio de Defensa de Tel Aviv respondió que los vuelos eran “...una alternativa menos amenazadora al fuego de artillería y los asesinatos selectivos” (sic).

En abril de 2006, el periodista israelí Gideon Levy, publicó en Haaretz la truculenta historia de la niña Nazarin Abu Hashash (nueve años), sin padre, 11 hermanos y en la miseria total. Una bala israelí recubierta de caucho le había perforado la mandíbula. Tras increíbles peripecias con taxis y ambulancias que la llevaron de un lugar a otro, y un aparato que no podía ajustarle la mandíbula fracturada en 12 partes, la niña fue internada en el hospital israelí Hadaza.

Babeando y farfullando a causa de las heridas, Nazarín dijo a Levy: Lo que me gustaría ahora es acabar la manzana que me disponía a comer cuando recibí el disparo en la azotea de mi casa.

Sam Bahour, empresario palestino estadunidense, almuerza con su familia en la pizzería Angelo’s, ubicada en la calle principal de Ramallah (Cisjordania). El restaurante –recuerda Sam– estaba lleno de clientes nerviosos por los ruidos de los disparos sobre nuestras cabezas. Los camareros, que han pasado por esto cientos de veces, se acercaban a las mesas, jugaban y bromeaban con los niños, tratando de que todo pareciese normal.


Sam y su esposa Abeer observan que Areen, su hija mayor, está muy nerviosa y ya quiere regresar a casa. Pero la pequeña Nadine continúa disfrutando muy lentamente su hamburguesa y las papas fritas. ¡Son las mejores hamburguesas de la ciudad!, exclama Nadine, mientras en las calles aledañas las excavadoras israelíes destruyen los automóviles estacionados.

“Ellos vienen, disparan y se van... Por tanto, ¿cuál es el problema?”, dice Nadine. Cuando se vayan, nos iremos a casa, ¿cierto, papá? La lógica de la niña desencaja al papá. ¿Cuál es el problema? El problema, escribe Sam, es... ¿cómo una niña de seis años se sienta tranquilamente a devorar con entusiasmo una hamburguesa durante una miniguerra sin presentar el menor signo de disturbio?

La crónica de Sam (El ejército israelí y la hamburguesa de mi hija, The Electronic Intifada) data de enero de 2007, y revela el día a día del lento holocausto palestino: “Israel –escribe– ya está creando una nueva generación de palestinos más insensible que las anteriores frente a la ocupación militar. De la misma forma está creando una generación de ocupantes israelíes que ven a Palestina como el far west. Está despojando a los niños, tanto palestinos como israelíes, de su niñez”.

En abril de 2008, Aish Samour, director del Hospital Siquiátrico de Gaza, estimaba que 30 por ciento de los niños palestinos menores de 10 años sufren incontinencia urinaria. Samour recibe a unos 33 niños por mes.

“Los niños de Gaza –describe– no son niños que llevan vidas normales. Viven con sufrimientos sicológicos inmensos, derivados de las prácticas de la ocupación israelí, y esto tiene un impacto negativo en su existencia.”

Eyad Al-Sarraj, director del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza, explica que los niños han perdido los dos pilares más importantes que había en sus vida: el sentido de la seguridad, perdido a causa de los ataques, bombardeos y destrucción, y el sentido de alegría y felicidad, que es fundamental en la infancia.

Cuando un niño ve a su padre impotente e incapaz de proporcionarle seguridad, siente inmediatamente hostilidad y alejamiento hacia él. Al-Sarraj asegura que 45 por ciento de los niños estudiados dijeron que habían visto a los soldados judíos golpeando e insultando a sus padres.

A ello se suman otros trastornos. En junio de 2006, uno de cada tres palestinos recién nacidos moría de enfermedades prevenibles debido a la falta de cuidados y medicamentos básicos, y a las enormes dificultades para que Israel autorizase la llegada de médicos, fármacos, aparatos sanitarios.

Según un estudio del Ministerio Palestino de Asuntos Sociales, con el auxilio del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 75 por ciento de los niños sufren problemas emocionales causados por la continua exposición al vuelo rasante y ruido de los bombardeos.

Los más pequeños mojan la cama, sufren pesadillas, y los niños mayores son problemáticos y coléricos. Ansiedad, llanto, regresión, problemas de habla, miedo, agresividad, estrés, y en los más grandecitos sentimientos de impotencia, rebeldía y retraimiento. Niños de tan sólo ocho años se sienten responsables de llevar a cabo la lucha palestina, dice Kristan Zaat, del Unicef.

Los chicos de Gaza pierden el apetito, se vuelven violentos, tienen pesadillas por las noches, asisten con irregularidad a la escuela.

Cada niño palestino se ha visto expuesto a más de nueve situaciones traumáticas. El estudio dice que 95.6 por ciento ha visto imágenes de heridos y asesinados. Al Sharjah añade que casi 36 por ciento de los niños de sexo masculino comprendidos en las edades de entre ocho y 12 años, y 17 por ciento de las niñas, desean morir en los ataques del ejército ocupante.

Las escenas de violencia se graban firmememente en la mente de los estudiantes y esto aflora en sus dibujos, la mayoría de los cuales representan aviones, tanques, bulldozers, mártires, funerales, aviones que lanzan misiles sobre sus casas, hogares y árboles destruidos.

En diciembre de 2006 el menor Ayman Abu Mahdi (10 años) recibió un disparo, y agonizó durante una semana entera en la unidad pediátrica de cuidados intensivos del Centro Médico Sheba, en Tel Hashomer. Los israelíes no permitieron el paso de la ambulancia palestina que había transportado al niño de la clínica Kamal Adwan (Gaza) hasta el puesto de control. Un tío tuvo que pagar 2 mil shekels (360 euros) para que la ambulancia israelí se presentara.

Y el padre, por no ser ciudadano israelí, necesitó de seis días de incesantes gestiones para conseguir la autorización, que llegó seis horas antes de la muerte de Ayman.

El 9 de junio de 2006, en plena celebración musulmana del viernes de oración, una cañonera israelí bombardeó con obuses la playa Al-Sudaniya (norte de Gaza), repleta de bañistas, y mató a tres niños de uno, tres y 10 años, y a siete personas más. Las imágenes de la joven Huda Ghalia, llorando y abrazando el cadáver de su padre en la playa, dieron la vuelta al mundo. Pero el ministro de Defensa, Amir Peretz, negó los hechos, y atribuyó la tragedia a “…un artefacto enterrado en la arena”.

El 22 de agosto de 2007, dos niños de nueve y 12 años y cuatro adultos fueron asesinados por el ejército israelí en la localidad Beit Hanun (Gaza). Su delito: protestar por el impedimento de la entrada de papel destinado a la fabricación de textos escolares. Un mes después, cerca del campo de refugiados Al Bureij (en el centro de la franja de Gaza), un adolescente fue arrollado por una excavadora militar. Su delito: lanzar piedras contra las tropas de ocupación.

Repetida una y mil veces hasta tornarlas en duda o verdad, Israel recurre a la mentira como política de Estado. La intoxicación informativa y el victimismo sirven para justificar el genocidio de palestinos y, en particular, el asesinato de los niños. Las historias tratan de causar la falsa impresión de que todos los niños palestinos son potenciales atacantes suicidas. Tal fue el caso de Husam Abdul, de Nablus (Cisjordania), quien supuestamente pretendía inmolarse.

Husam (14 años), fue detenido en marzo de 2008 en un puesto de control, con un cinturón de explosivos. Las televisoras exhibieron al niño como ejemplo del fanatismo palestino. Los israelíes afirmaron que palestinos no identificados le habían ofrecido 100 shekels “…si el niño emprendía un ataque suicida contra sus tropas...” (sic). Sin embargo, un corresponsal premoderno de la cadena de televisión Al Jazeera osó preguntar por qué las cámaras de televisión de Israel se encontraban en aquel punto de control, más de dos horas antes de que el niño fuera capturado.

Los militares israelíes tratan de que el mundo no sienta horror ante los crímenes diarios que se cometen contra los niños palestinos. Y todo esto se complica por el hecho de que, debido al bloqueo y asedio a Gaza, los niños sufren un estado crónico de desnutrición, que afecta sus capacidades intelectuales.

Los grupos de derechos humanos han señalado que los soldados israelíes matan deliberadamente a los niños, tal como muestra el hecho de que la mayoría de los disparos recibidos por los menores fueron dirigidos a la cabeza o el pecho. Es decir que los niños de Palestina no han sido víctimas a causa de daños colaterales, sino blancos militares y sujetos de crímenes muy bien pensados por la inteligencia israelí.

El 3 de enero pasado, en el pico de la invasión a Gaza, murieron cuatro de los nueve hijos de Fatma Abú Halima. Con llagas espantosas desde los pies hasta el cuello, el cuerpo de Fatma se incendió bajo una tormenta de tres bombas de fósforo blanco que arrancaron de sus brazos a la pequeña Shajed, mientras le estaba dando el pecho. “Vi cómo se quemaban todos mis niños… se les separó la cabeza del cuerpo”, declaró a los médicos.

La tregua llegó y cuatro días después, en el barrio Abú Reish, una bala atravesó la cabeza de Ahmed Hassanin, de siete años. El neurocirujano que lo operó, Usama Said Aklouk, dice que Ahmed puede salvarse pero quedará parapléjico, sin habla o capacidad mental siquiera para reconocer a los suyos.

De una crónica escrita por Suzanne Baroud, editora de Palestine.Chronicle.com: “...Un niño está sentado en la acera junto a su madre, que se apoya contra el muro de un edificio colapsado y su vida está agotándose. La madre usa las últimas fuerzas que le quedan para levantar el brazo y acariciar la mejilla del niño con la palma de la mano, pero ya se ha ido. El niño se sujeta la cabeza con las manos y llora. Ya está completamente solo”.

Frente a la fosa común, Suzanne se sorprende dulcemente por la oración de los palestinos a sus niños: Dios es grande, gracias a Dios por todo. Olvida ya todos tus miedos y descansa y encuentra a tu bienamado profeta, y a todos tus pequeños amigos que han caído antes que tú.

En el Primer informe sicológico sobre Gaza, elaborado por el Grupo de siquiatras y sicólogos de la Federación Árabe de Siquiatras, la doctora Ahmed Okasha escribe:

“Es evidente que un grave y continuo perjuicio sicológico en gran escala y por cierto periodo fue intencional y deliberado. Los agresores estaban muy seguros de que podrían escabullirse del castigo porque nadie controló todos estos crímenes de guerra para procesarlos. La propaganda y la guerra sicológica tuvieron un papel crucial en esta agresión...”

“Por consiguiente –añade– hay una imperiosa y fuerte necesidad de que los niños sean atendidos. Esto es una llamada de ayuda a todos los especialistas en siquiatría y sicología infantil de todo el mundo, y a sus colaboradores, para que aporten su asistencia.”



fuente: La Jornada

Viñetas: Por la artista Palestina Omayya Joha

martes, 3 de marzo de 2009

Elicura Chihuailaf: “La Ley Antiterrorista prejuzga a nuestra comunidad mapuche”


fuente: www.elclarin.cl

Autor de: El invierno y su imagen (1977); En el país de la memoria(1988); A orillas de un sueño azul (1991); De Sueños Azules y contrasueños (1995), Todos los Cantos/Ti kom Vl (1996); Recado confidencial a los chilenos (Lom, 1999); Kallfv (2006); Canto libre/Lliz Vlkantun (2007) y Luna Azul (2008).

Elicura Chihuailaf es el principal intelectual en solicitar la renuncia de Juan Agustín Figueroa (presidente de la Fundación Neruda) “…pues con su accionar en contra del pueblo mapuche nos parece que ya no representa –de ningún modo- el espíritu nerudiano”; se refiere al abogado responsable de la actualización de la Ley Antiterrorista contra la comunidad indígena de Traiguén. En estos tiempos aciagos, bienvenida sea la palabra mapuche desde la Luna de los Frutos Abundantes a nuestra Luna del Verdor.

MC.- Elicura, ¿De sueños azules… fue una propuesta de vos para Casa de las Américas o un interés de los editores cubanos por la poesía mapuche?

ECh.- En 1996 viajé a La Habana como Jurado del Premio Casa de las Américas en Literatura Indígena, así que ahora es mi cuarta estadía en Cuba, desde entonces han conocido mi trabajo, como todos los círculos son pequeños –la diferencia es que aquí abarcan a todo el país- me encontré con Roberto Zurbano y conversamos por largo tiempo, terminé regalándole dos libros míos –cosa que rara vez hago, porque no los tengo a la mano, a veces me veo obligado a comprarlos- fue tan grata la charla: sobre literatura y diversidad cultural, hubo una sintonía –Zurbano pertenece a la negritud y yo a la morenidad mapuche-, tiempo después recibí una comunicación de él, por e-mail me dijo: “he leído varias veces tus poemas y hemos decidido con el Comité Editorial de Casa de las Américas, pedirte si es posible que nosotros editemos De sueños Azules… que nos parece imprescindible para ser conocido por los lectores de Cuba” para mí fue un privilegio tremendo, lo comenté con la poeta Carmen Berenguer –‘¿te fijas? son 5 mil ejemplares de la primera edición, en el transcurso de los años yo he tenido en Chile un total de 5 mil ejemplares, repartidos en 5 ediciones, siendo una excepción dentro de lo que ocurre en la poesía chilena, sobre todo para los escritores contemporáneos; en Chile se editan mil ejemplares y uno se queda con la mayor parte del tiraje’.

MC.- ¿Por qué el Azul en tu poesía y en la cosmogonía mapuche?

ECh.- Es parte de nuestra visión del mundo, recuerdo que en aquella oportunidad que viajé por primera vez a Cuba –durante un paseo que nos dieron con toda la gentileza y cariño que manifiestan los cubanos- nos llevaron a conocer La Habana Vieja, a mí me llamó la atención porque precisamente antes de venir a Cuba había aparecido un suplemento cultural en el diario Austral en el que se hablaba del Azul mapuche y se me instalaba en una gran portada vestido de Azul, con los edificios de Temuco azules, el reportaje decía: ‘Elicura sueña con una ciudad Azul’, así que llegué a La Habana y me encuentro el Azul con todas sus intensidades, le pregunté a Roberto Fernández Retamar: -‘¿Por qué la coincidencia?’ y Roberto respondió: -‘Es el Azul del regreso que soñaron los primeros esclavos provenientes de África, se ha convertido en un color de aquel ritual, al tomar un puñado de arena con la esperanza de volver a sus costas y paisajes’. El Azul está en muchas culturas, para nosotros representa el habitar del infinito llegado desde el Oriente, ese Azul íntimo y profundo que dice nuestra gente se da al final de la noche y comienzo del día, el espíritu Azul conversa con nuestros cuerpos que son casas de tránsito en la tierra. El Azul es la columna vertebral que nos mueve.

MC.- Una pregunta con jiribilla, ¿qué papel jugaría la Luna Azul?

ECh.- La UNEAC me acaba de comunicar que publicará Luna Azul, un libro que salió en Chile en diciembre de 2008.

MC.- Además de Cuba, te han invitado a México, sobretodo para el festival de las Lenguas de América organizado por Carlos Montemayor. ¿Ambos países defienden y difunden la poesía indígena de la misma forma?

ECh.- Me parece que el país donde está en primer lugar el ser humano es en Cuba; a México he ido en muchas circunstancias, invitado por las organizaciones de oralitores indígenas –fui secretario general de esa ONG-; ambos países coinciden en el hecho de la identidad, pero una cosa es lo que los propios creadores asumen y trabajan para lograrlo –el caso de México-; y otro es lo que hacen los Estados, como políticas públicas, fíjate, lo que está comenzando en Cuba me parece más profundo que lo que ha pasado en México, con un lado “aparente” que vive su morenidad e indigenismo; yo veo una sociedad como la cubana que verdaderamente asume la palabra poética del ser humano, creo que para dar una dimensión: en Cuba asumen que el indígena habita en todos los seres humanos y se despierta en cada una de las miradas que se apartan del neoliberalismo, tiene que ver con ideas distintas de progreso, aquí todo lo que hacen no es por dinero, es por la convicción que tenemos de una tarea en la historia del ser humano. Todo lo contrario sucede en Chile, por ejemplo, los empresarios madereros plantan bosques artificiales y están terminando con las hierbas medicinales, con el agua, enferman a los animales y a las personas; la solidaridad en mi país no despierta, cuando nosotros –los mapuches- defendemos un bosque nativo, es la defensa de una totalidad, de la cual el ser humano es una parte infinita.

MC.- ¿De ahí la importancia del Recado confidencial a los chilenos que escribiste? Leí un adelanto en la revista Rocinante, pero ¿el título es un homenaje a los recados de Gabriela Mistral?

ECh.- El dicho de los pueblos indígenas en México es: “la ternura a veces duele” es como con los hijos, con los hermanos, con los seres que amas, que les dices cosas hoy que pueden sonar duras, pero las dices por cariño –porque cuando a uno no le interesa simplemente te quedas callado, que no es lo mismo que el silencio-. El Recado no tiene que ver con Gabriela Mistral, el recado es la traducción de nvtrán (“el arte de la conversación”), que conocí por mi abuelo que era lonko (autoridad comunal) dueño de la palabra, él tenía su saludo ceremonial para manifestarse; cada 4 años se hace un ritual a la naturaleza y cuando decimos naturaleza, estamos hablando hasta de las piedras y el infinito, esa es la idea que sigue mi libro. Los recados de Gabriela Mistral son bellísimos y adelantados, mi libro no tiene la pretensión de alcanzar lo que ella escribió. Mi libro parte –como tú bien recordabas- de una carta que envié a la desaparecida revista Rocinante –donde yo integraba el Consejo Editorial-, los directores de LOM (Silvia Aguilera y Paulo Slachevsky) me propusieron desarrollar la idea como libro, a partir de otras conversaciones y otros escritos publicados en El Periodista yPunto Final, inmediatamente dije que sí, porque en ese momento había zonas álgidas en las que el Estado actuaba, el Estado chileno creaba conflictos tanto en las comunidades de Los Andes –llenas de bosques explotados por las trasnacionales, para extraer celulosa- o en Traiguén y Temulemu poblados sitiados por la policía militarizada, así que me di a la tarea de ir a las comunidades que vivían el acoso del Estado, era como entrar a otro país, en estado de sitio y guerra, lo que se da ahora en la zona de Ercilla y del Bío-Bío, en las zonas de pesca de los depredadores con sus barcos factoría –a los que se enfrentan los pescadores artesanales-, o la construcción de exclusivos barrios náuticos en la comunidad de Cospi. Mi recado sigue el arte de la conversación, que todavía se cultivan en nuestras comunidades, la estructura comienza con la palabra poética –personal- la relación de la tierra con la historia, los vasos comunicantes y consanguíneos entre las personas, la siguiente parte es la relación con los seres vivos; uno va tomando la voz de gente con palabra de sabiduría, esa es la modalidad que yo seguí con el Recado confidencial a los chilenos, cómo los conflictos que generan los Estados –en cualquier lugar del mundo, salvo excepciones como Cuba- en el mundo indígena, recuerdo que en 1994 me entrevistó Faride Zerán y me preguntaba ‘¿si era posible la rebelión de Chiapas en el Sur de Chile?’ yo le dije que me parecía posible desde el punto de vista de la situación que lo había generado, ahora bien, le aclaré que era distinta la zona geográfica; entonces lo que pasa en Chiapas y en el Sur de Chile, o en la India o Australia, con los pueblos indígenas es lo mismo, las mismas empresas forestales, las mismas construcciones de presas siempre en los territorios más pobres, o la instalación de basureros en zonas indígenas. Resumiendo, mi libro da cuenta de la visión de un mapuche desde la palabra poética, buscando que la sociedad chilena –que tanto pregona su blanquedad- asuma su hermosa morenidad.

MC.- Hablábamos de la década de 1990, sin embargo en el año 2003 se inició la criminalización del pueblo mapuche bajo la Ley Antiterrorista –cortesía del presidente de la Fundación Neruda-

ECh.- Todo se ha ido complejizando y globalizando, los latifundistas y empresarios piden la aplicación drástica de la Ley Antiterrorista contra los presuntos responsables de incendios, siempre han prejuzgado a los mapuches. Hay una persistencia a ciertos lineamientos que tienden a mantener la acusación de terrorismo contra nuestro pueblo, tanto se argumentó en su momento –sobretodo para el entorno sensible nacional e internacional- que en París me hacían preguntas sobre el terrorismo mapuche, sólo les respondí: “rara forma de terrorismo, porque el terrorismo genera miedo y muerte, y aquí nuestro pueblo es aparentemente terrorista aunque tiene sólo víctimas a su favor, los que han muerto son gente nuestra, entonces es un terrorismo muy raro”.

MC.- En 2004 organizaste una campaña por la renuncia de Juan Agustín Figueroa (presidente vitalicio de la Fundación Neruda). ¿Por qué no ha prosperado tu petición?

ECh.- Eso da cuenta de la realidad chilena, aquí el problema es transversal, quiero decir de los grupos de personas que siendo de distintas tendencias –no sólo de la derecha política- le dan la razón a Juan Agustín Figueroa; como el gobierno de Bachelet que desconoce a los prisioneros políticos mapuches, ella “sí” sabe lo que significa ser un preso político y según Bachelet nuestro pueblo es de terroristas y delincuentes que comenten delitos y por lo tanto están presos; por otro lado, la solicitud de renuncia no prosperará ni en la forma antigua de ir, hacer declaraciones, entregar cartas a los ministerios porque Figueroa está blindado, valiéndose de su poderío de ex Ministro de la Concertación y presidente de la Fundación Neruda. Además me di cuenta que en muchos casos esas campañas por Internet son parte de la comodidad, no existe un compromiso verdadero como el que se pregona respecto a una determinada situación, te instalas en tu escritorio, lees si es buena la propuesta o demanda de Justicia y adhieres; la cuestión es ¿acción o inacción? Lo que sirve –me parece- es la pequeña o gran lucha cotidiana. Claro, en Internet al menos obtenemos la satisfacción que generosos e importantes escritores pongan sus nombres y firmas; pero si queremos ser la voz de los excluidos, debemos ser nosotros los de las loables iniciativas.

MC.- Finalmente, para quitarnos el mal sabor de boca, háblanos del proceso detraducción de la poesía de Neruda al mapuzugun en Todos los Cantos/Ti kom Vl…

ECh.- Tengo dos trabajos de traducción al mapuzugun, una antología de Neruda yCanto libre/Lliz Vlkantun de Víctor Jara que incluye poemas inéditos –textos a los que me dio acceso Joan Jara- ambos son procesos similares, en los cuales yo establezco equipos –que actúan de distintas maneras- yo soy el que los promueve y da la versión final, pero como tú sabes en mapuzugun no existen muchos neologismos, así que los abordamos con palabras nuevas, en eso nadie puede estar solo; lo de Neruda fue en primer lugar una selección a ojo de la causalidad, yo como la mayoría de los chilenos no conocía toda la obra de Neruda – así que fui escabullendo poemas que eran difíciles de traducir, me hubiera gustado incluirlos en el libro. En el prólogo dejo en claro que algunos neologismos los he inventado, que es una propuesta –desde luego mejorable- y un desafío para nuestra gente. En el caso de Víctor Jara, sus últimos textos demuestran su conocimiento de la visión del mundo mapuche, no sólo a los chilenos le truncaron la creación de Víctor Jara, él iba en camino de hacer un trabajo profundo acerca de la visión del mundo mapuche, incluso uno de los textos está fechado en la comunidad de Lonquimay, es un poema escrito como una rogativa mapuche, con la estructura demuestra su conocimiento y cariño por nuestra cultura.

lunes, 16 de febrero de 2009

Chile fuera del mapamundi, un texto sobre la novela SYNCO


El contexto de publicación de la novela.

SYNCO, publicada por Ediciones B, es la tercera novela de Jorge Baradit (1969, Trinidad, Ygdrasil), la que aparece en noviembre de 2008, en medio de un inusual clima de expectación, provocado tanto por estímulos propios del mundo literario, como por estímulos explotados tradicionalmente por otros lenguajes, por ejemplo el cine, trayendo al ámbito literario chileno una serie de conductas propias de la cultura pop y la mercadotecnia1, junto a la puesta en circulación de un discurso que instala a través de variados lanzamientos librescos y revistas a una “generación geek”(?), caracterizada por el freak power, entre otros varios mecanismos de propaganda.

En relación a SYNCO y su elaborado parto, resulta un gesto valioso la transfiguración o travestismo discursivo de personajes cuyos nombres están tan cargados de significado para la historia de Chile, que son capaces de hacer ruido en la lectura de la novela; desfilan por sus páginas figuras como Pinochet (devenido en héroe del pueblo), Miguel Serrano (ministro del gobierno de Allende), el propio Allende (en una imagen proyectada por la alucinación y el deseo de las masas), Ricardo Lagos, Juan Antonio Coloma, Michael Townley, Onofre Jarpa, Fernando Flores y un largo etcétera.

En cuanto al uso que se da al golpe de estado en la novela, o más bien en la propaganda en torno al lanzamiento del libro, cabe considerar lo que dice JM Silva2: “identificar la materia de una novela con el conflicto más importante de los últimos años en Chile, es a todas luces una estrategia de mercadeo […] porque la campaña que acompañó a Synco giraba en torno a dicho evento y no a la materia de la novela”, aún cuando de cara a la narrativa del siglo XXI es importante entender que “el dominio de la difusión es hoy parte del circuito literario3”, escenario en el que resulta sano mirar, a la hora de concebir el desafío de una escritura narrativa en términos de industria, la experiencia o "modelo de negocios" del comic y la literatura fantástica norteamericana –Alan Moore y sus esbirros- para esbozar cómo a través de provocativas discursividades y especial cuidado de la imagen, desbordan el artesanal caudal literario diseminado en pequeñas escenas de autores y círculos de lectura, tan propios de los menudeos criollos. Esta idea de producción escritural industrializada o serial, incluso puede leerse al comparar los mundos pletóricos en punzantes alegorías sobre futuros –o pasados- de pesadilla que conforman las novelas Ygdrasil y SYNCO.

Frente a la pregunta de si es Chrysler y Synco la misma cosa, algo al menos es claro: en ambas novelas las heroínas se desenvuelven en universos determinados por sendas economías unificadas corporativamente –devenidas tanto del capitalismo más tardío y reificado, como de la más trepanadora y quirúrgica economía planificada- empresas o proyectos que asumen el rol y nombre del estado, la seguridad, las organizaciones políticas, sindicales y empresariales, a través de la violencia física, síquica y moral en las relaciones sociales de individuos que de continuo actúan en contra de su voluntad.

Aún así, dicha lectura es reduccionista, en cuanto todo lo anterior no quita a su vez que ambas novelas son muchas novelas en sí mismas y dentro de otras (vale la pena consultar por la relación entre Ygdrasil y las crónicas de conquista, o la lectura de SYNCO desde el nicho novelesco que es el género histórico…), novelas que idealmente podrían converger en una estructura monstruosa construida desde las cavernas del pensamiento y la pluma, aunque si bien, por ahora, esta arquitectura es bien dispersa, podemos decir con seguridad que Ygdrasil y Synco forman parte de un mismo universo, en términos biológicos y mutantes.

SYNCO, la novela, el reinicio de la historia… de la novela.

1979, Martina Aguablanca vuelve a Chile después de un largo exilio en Venezuela, país escogido por su padre, quien no quiso quedarse a ver como los marxistas destruían su patria. Martina siempre se sintió extranjera en ambos lugares, el sentimiento de pertenencia e identificación nacional le resulta problemático, pues en Caracas siempre fue la niña chilena, aún cuando casi no conocía el país de su padre que abandonó siendo niña.

El exilio de su padre terminaría trágicamente en 1977, aprovechando el viaje de Martina a la Habana (en un gesto de rebeldía), momento en que se voló los sesos.

Martina, funcionaria del gobierno de Venezuela, es enviada para las celebraciones de la reelección del presidente Allende, y a evaluar la viabilidad de importar el proyecto que sostiene el éxito del gobierno: Synco, un sistema interconectado de información multimedia que funciona como computador y sistema nervioso del gobierno del pueblo, aunque no es lo único, pues también viene a reconocer el país de su padre, el país que lo devolvió hecho un guiñapo humano, asustado, irreconocible, tras su última visita, un par de años antes de suicidarse.

Sin embargo, el Chile al que llega Martina es un país muy distinto al que imaginaba tras las conversaciones con su padre. Cuesta creer que pueda tratarse del mismo lugar. En un breve recorrido nocturno, Martina piensa el futuro siempre es un país extranjero, y el pasado la patria perdida.

Volvamos a Synco, el ciber sistema de información y control del gobierno de Allende. Los usuarios se relacionan con la red Synco a través de las T-syn, o Terminales Synco, que consisten en una precaria pieza de metal, llena de interruptores y switches, con un teclado y pantalla en blanco y negro, empotradas tanto en vehículos como en los muros de las habitaciones del Hotel Carrera en que se hospeda Martina.

Todas las casas cuentan con una T-syn.

Estas terminales permiten acceder a todos los servicios externos del Hotel (taxis, comida, etc.), como a una cantidad relevante de información histórica.

Buena parte de la trama de la novela –como por ejemplo los hechos de septiembre de 1973 (que permiten que Allende continúe en el poder); la preparación especial de los GAP; el flujo Weissen González (que permite utilizar el flujo de materia entre universos de distinta densidad como generador de energía, y al parecer posibilita la intervención de la historia a través de viajes al pasado); detalles del acuerdo de Octubre de 1973 con los presidentes del partido Nacional y la DC, entre varios otros-, es narrada a partir de información emanada de una T-syn; metros y metros de papel barato y mal impreso que hacen cuestionar a Martina la realidad del paraíso socialista que se le presenta en Chile, pues le resulta imposible relacionar a esta gente amable y apacible con esos artículos improbables y a veces contradictorios emanados de la terminal.

De este modo la maquina, conectada al sistema de información y control juega un papel relevante en la trama narrativa de la novela y en la configuración síquica de Martina Aguablanca; esta información a la que accede Martina complementa y determina en el devenir narrativo las sucesivas entrevistas que sostiene Martina con actores relevantes de la historia reciente del Chile posterior al 10 de septiembre del 73, como son:

Pinochet, quien tras impedir el golpe se convirtió en un héroe y cuya intervención en el acuerdo de Octubre resultaría decisiva; Fernando Flores, ministro de Nuevas tecnologías, quien encarga a Ricardo Lagos –un joven subsecretario- que lleve de paseo a Martina por las instalaciones de Synco, un kilómetro bajo el palacio de la moneda.

Lo que vino después de la visita al ops room (la pieza de control de las fotos tan publicitadas), cambió para siempre la visión de Martina sobre Synco, al conocer el mecanismo que hace operativo a este monstruo informativo y de control social; un espacio cyber kafkiano, una burbuja ciudad sumergida, en cuyo hacinamiento circulan operarios de batas blancas, niños esclavizados entre cables que crecen junto al calor de las maquinas pantallas escasamente ventiladas, azumagados subterráneamente, varios kilómetros cuadrados bajo la moneda, kilometro cero del sistema nervioso del gobierno socialista.

El hedor es asombroso. El entorno más adecuado para la fértil cruza de estilos propia de la escritura de Baradit, con acceso interior y todo:

“Esta es una locura, y de las grandes”, pensó. Una jauría de perros se atravesó por delante de ellos hasta perderse en la oscuridad, detrás de un carrito de sopaipillas. “El futuro tecnológico del socialismo es una soberana mierda”, una red de callejones hediondos a meado, decadente. El desorden propio de cualquier proyecto tercermundista elevado a la décima potencia.

-Pero funciona bien, dijo Lagos…”

El universo de SYNCO transcurre en un lúgubre Santiago de nervios informatizados, esta visita marca un punto de inflexión en la lectura que hace Martina de la tercera vía, la alternativa cibernética a la coyuntura mundial, horrorizada oía de edificios demolidos por dentro, convertidos en enfriadores, resistencias, transistores, bodegas y contenedores que configuran una desolada ciudad convertida en la placa madre de este sistema de información y control, todo esto a espaldas de los chilenos, quienes no tienen idea de la envergadura de este programa.

Martina irrita al subsecretario con preguntas sobre el trabajo infantil, el excesivo consumo energético que supone Synco y las quiméricas alternativas planteadas, en ese momento llaman por los parlantes a Lagos, para que vaya a uno de los teléfonos de las paredes. Ese descuido es aprovechado por Armando Valdés4, quien entrega a Martina una enigmática anotación manuscrita, sin que los GAP se percataran, aunque si constataron un contacto no autorizado, que aumentará la vigilancia sobre nuestra heroína, la que pasa a ser considerada un elemento peligroso para el sistema de información y control que administra el país.

De aquí en más la novela de Martina es sobrevivir y escapar de un país que la ha marcado por una información que no comprende, lo que la lleva a conversar con Altamirano y un analista informático de IBM, Michael Townley.

Para comprender el devenir de la novela, es importante considerar que la importancia de Martina como protagonista es relativa. Ella sólo se encuentra en el curso de ciertos acontecimientos que van más allá de su comprensión y alcance.

Hay en Synco al menos dos novelas que confluyen en la necesidad de averiguar la importancia de la información recibida por Martina: Por una parte tenemos la novela de Martina Aguablanca, Chile y Synco, el monstruo que le devolvió a su padre hecho un harapo humano; y la de Altamirano, Serrano y el reordenamiento histórico.

Esta segunda novela escenifica una guerra mágica en la que fuerzas misteriosas y místicas pugnan por la constitución de una cada vez más frágil realidad, pues lo que conocemos como realidad puede ser intervenido (y de hecho lo ha sido) a partir de componentes atómicos y mágicos; el universo de esta novela supone la existencia, a un costado de la realidad, de fuerzas, espíritus, energías cuya manera de operar ignoramos, que influyen en nuestras vidas al punto de transformar de manera radical la historia, el juicio a partir del cual nos identificamos.

Altamirano y Serrano son gladiadores de esta dimensión en que, aún sin desearlo, o saberlo, luchan unidos por suspender la realidad del Chile-Synco, buscando restaurar, sin éxito, la realidad que vendría tras el triunfo del golpe del 11 de septiembre de 1973.

La historia de Carlos Altamirano y Miguel Serrano, comienza a hilvanarse en el capítulo 8 y guarda relación con el final del libro; contada en los capítulos impares, accedemos sólo fragmentariamente a un Altamirano prófugo y dado por muerto tras la “matanza de todos los Santos”, en que miembros de Patria y Libertad “ajusticiaron” a 2000 miembros de grupos de izquierda. Altamirano es reconstruido a la manera de Pachtwork Man5.

Serrano, por su parte, forma parte del gabinete de Salvador Allende, y aunque genera suspicacias entre sus pares, su presencia ahí se debe, desde luego, a la puesta en marcha del proyecto Synco. Serrano es entonces un doble agente, peligroso, aunque cuando todos saben que no es precisamente leal al gobierno del pueblo.

Mutilado, clandestino y dependiente en su rearticulación de un grupo de niños que le llaman “tío Carlos”, los que a través de tuercas y llaves, así como de químicos depositados en cánulas, limpian (dializan) la sangre que les permite insuflar vitalidad al líder socialista, cuyo corazón se encuentra fuera del cuerpo, mantenido en una cámara presurizada; la mitad de su sistema digestivo reemplazado por bolsas plásticas cosidas a su abdomen, en un entorno de sucia profilaxis, un hacinado pabellón baño público en el que niños jjcc´s alimentan el sueño depravado de sobrevida y conspiración de un viejo y deteriorado Altamirano.

Un poco de historia.

Para la “matanza de Todos los Santos”, Altamirano y su gente estaban distanciados de Allende; en rigor, el cisma en la izquierda ocurrió tras el acuerdo de Octubre de 1973, un amplio acuerdo político sostenido entre la UP, el partido Nacional y la DC, que daría paz y estabilidad al país a través de una serie de reformas impulsadas por la derecha -como el tránsito hacía una social democracia y la no presentación de candidato de la UP en las próximas elecciones- a cambio de la independencia internacional necesaria para desarrollar el proyecto cyber socialista junto a Flores y Staford Beer, lo que implicaba la renuncia de Allende al internacionalismo revolucionario impulsado por Cuba y la Unión Soviética (de hecho Allende entregó la ubicación de la flota rusa que venía “al rescate” del gobierno de la UP).

En resumidas cuentas, Allende transó el socialismo internacional, a cambio de protección norteamericana (que solo podía negociar la derecha) para impulsar en un clima adecuado el desarrollo del proyecto cyber socialista, Synco. La intervención norteamericana incluyó una base militar similar a Guantánamo en Quintero.

Como los grupos radicalizados, tanto de izquierda como de derecha, evidentemente no aceptarían el acuerdo, y en un clima alterado por bombazos y sabotajes no se podía desarrollar el proyecto, se diseñó una cuidadosa infiltración en estos bandos que resolvió el problema con la muerte de los cuadros más valiosos de la izquierda a manos de Patria y Libertad en la “matanza de Todos los Santos”, y el posterior fusilamiento de los dirigentes y buena parte de los integrantes del grupo pro fascista. Así quedó sellada la estabilidad, en Chile, para 197x

Altamirano, con su cuerpo destrozado y rearticulado ortopédicamente conspira contra el orden de cosas, aprovechando el descuido generalizado durante la celebración de la reelección del presidente Allende en 1979, para intentar un golpe mágico que intervenga la realidad (en su dimensión temporal) a fin de que el golpe de 1973 resulte exitoso, al punto de conseguir quien intérprete a los personajes que han de participar en la junta.

El asalto está preparado para el día de la celebración del triunfo de Allende; los hombres de Altamirano provocan una caída general del sistema, que sirve para el asalto tanto términos militares como mágicos, de modo que la participación de los niños médiums y los propios operarios de Synco infiltrados, permiten el control por parte de los precoces secuaces de Altamirano, quienes pretenden restituir la realidad del Martes 11 de setiembre de 1973, tarea para la cual el propio mutilado asiste en persona a buscar a Pinochet quien debe ocupar su lugar dirigiendo la reconstrucción del país.

Para ese momento, Martina escapa como puede, con la ayuda de Michael Townley, quien es separado de ella en cuanto la suben a un camión.

Todo apunta a la idea de que los propósitos subversivos de Altamirano alcanzan la victoria y se restituye la realidad del universo tal y como lo conocemos, pero sin embargo, en la última página de la novela, encontramos un escueto documento de la cancillería británica que nos habla de la inexistencia de Chile; que ambas dictaduras (la de la máquina Synco y la de Pinochet) han sido suspendidas, en lo que implica la suspensión del estatuto de realidad de un país que, simplemente, no existió, una especie de Atlántida ubicada donde la cordillera de los Andes choca con el mar; un mito, un campo de batalla despoblado y en ruinas, una carcasa vacía y frágil que implosiona tras el excesivo desarrollo minero, eliminado por decreto, Chile fuera del mapamundi.

(Des)consideraciones finales.

Cabe destacar que la comparación de Synco en particular, y del universo literario de Baradit en líneas generales, con el mundo del comic, enriquece mucho su lectura, al introducirnos en la experiencia de espacios en cuya configuración interactúan personajes cuyos intereses se entrelazan regidos por reglas propias –y exclusivas- de dicho universo, en el que por ejemplo, es posible la intervención del pasado a través de los viajes en el tiempo y la operación de médiums que transforma el curso de la historia. La asimilación de este propósito es quizá uno de los mayores golpes de la novela.

Baradit convierte la semilla de los zarpazos del puma, la del propio Serrano y la de los miles de documentales sobre la barbarie chilena, en un árbol mustio y lleno de plumas del que cuelgan frutos sanguinolentos y sabrosos, que han de probarse si se quiere vivir, aun a sabiendas de que nada bueno trae la comprensión de las fricciones dentro de la cosmología política que engendra la violencia caústica que es Chile.

Por lo mismo, es importante dejarse de leseras, en relación a la importancia de Serrano en el ámbito de esta novela y el valor que pueda tener fuera de él –digamos, en el mundo real-, hay que poner punto final a la casa de brujas, porque aquí cada uno puede pensar y creer en lo que quiera, y el novelista tiene libertad absoluta para tomar esos elementos de la realidad y transformarlos conforme al libre desarrollo de sus estrategias narrativas; en concreto: hablar de “filo nazismo”, como hiciera P. Espinoza en LUN, es mear fuera del tiesto, confundir peras con manzanas, hablar de otra cosa.

De este modo, resulta súper interesante considerar la importancia de la figura de Altamirano y la de Miguel Serrano, quienes son de capital importancia para la novela, dado que ambos tienen el mismo objetivo, por así decirlo, patriótico –intervenir la realidad para reordenar la historia, eliminando a Synco- el que intentan alcanzar desde veredas opuestas, pues ambos personajes son los que más fieles se mantienen, en términos ideológicos, a los Serrano y Altamiranos que conocemos en la realidad y son quienes causan la debacle del sistema mediante el asalto principalmente mágico y escasamente militar que permite intervenir el pasado, restaurando la realidad que conocemos como presente, aún cuando finalmente fracasan en su intento, por un decreto internacional que suspende la existencia, el estatuto de realidad de Chile.

Uno de los puntos en que la novela Synco queda al debe es en el desarrollo de los personajes y en la narración de su interioridad, que muchas veces es innecesaria ante la fuerza de los hechos… no hace falta decir que Martina está extrañada si se encuentra ante una T-syn –que no ha visto nunca- en la pared de su habitación.

De todos modos la escasa caracterización de algunos oscuros, pero influyentes personajes contribuye a generar un clima de misterio muy sabroso, en capítulos breves, a través de pequeños diálogos en los que incluso es complicado discernir el hablante, que van anticipando de que va la novela y como se resuelven los acontecimientos, aún cuando nadie contaba con la breve misiva británica del final.

Tampoco queda bien retratada la voz del otro, del extranjero, del mutilado; en cuanto a la voces, los que tienen noción y acceso al poder hablan el mismo algebra cósmica argot de la guerra mágica, caracterizado por la influencia de la tecnología en sincretismo con el plano esotérico astral; y los que no, hablan es español de Microsoft, pues simplemente no se distingue en que dialecto hablan, el venezolano habla igual que Townley… se extraña una decisión, que llame la atención sobre la diferencia; estrategias que van desde la simple imitación de registro hasta lo dicho por Cortázar en Rayuela, donde perfectamente pueden encontrarse dos gallegos en Paris, y decirle uno al otro –Oíme pibe.

A Synco se le agradece la recuperación de la ambigüedad perdida por la novela chilena del golpe de estado, su aparición representa una necesaria manito de gato hiperreal a la estancada y poco imaginativa novelística referente al acontecimiento más relevante de la historia del Chile reciente, a partir de la introducción de una dinámica que no sólo permite a los villanos ser héroes, y a los héroes villanos, sino que invierte en personajes cuyo destino no está previamente trazado, sino que se encuentra en permanente movimiento, un “sube-y-baja de fortunas, un azar de encuentros y pérdidas en el que viven seres de ficción, que como todos los hombres, viven sus momentos de luz y sus instantes de sombra6”, aún cuando a las navajas que son estos forjadores de destino bien pudo sacárseles mejor filo.

Un amigo que prefiere mantener su identidad en secreto, me dice que tiene la impresión de que a Baradit "lo apuraron" y no alcanzó a estructurar un final más adecuado para su novela, idea con la que no concuerdo, pues el final de Synco es un rompecabezas que se esmera en ser resuelto pese a la evidente asimetría de sus piezas, casos no resueltos y voladores de luces -como el comandante Proxy-; que operan de la misma manera en que los hilos de la historia se resuelven: asimétricamente.

No estamos frente a la idea tradicional de desenlace (donde se des-enlazan los hilos que tejen la trama de la novela, que empieza, tiene medio y termina); esta historia está determinada por una ambigüedad que se sostiene hasta el final de la aventura: ¿Realidad o sueño? ¿Verdad o ilusión? salpimentan la duda experimentada por un lector acostumbrado a las leyes naturales, aderezadas para enfrentarse al éxito o fracaso de un acontecimiento sobrenatural y mágico capaz de transfigurar las leyes históricas, empotradas en el tiempo, de las mentes, en un lugar inexistente.

Notas

1 Por ejemplo, los teaser a manera de sinopsis cinematográfica, el interesante diseño de la web “del proyecto”, donde tenemos acceso a los personajes y parte de la trama de la novela, las ventas especiales previas al lanzamiento (poleras y chapitas incluidas), etc.
2 En la calle passy
3 Idem.
4 Su historia es contada en un notable cuento intercalado –muy al estilo del quijote-, donde un huérfano declarado inadoptable (y que por ende puede ser utilizado por el estado), operario del sector naranja de Synco, calificado de importancia estratégica y por tanto aislado del resto de la sociedad, quien tenía por antecedente haberse detenido una vez atónito ante la pantalla repleta de ceros y de unos, para simplemente llorar.
Ante el acoso de los GAP, que vieron que no trabajaba, sus compañeros le golpearon para que cayera, a la voz de -¡Médico!, lo que le libro de la suspicacia de los calvos monjes guardianes.
Desde entonces trabajaba animoso en el puesto al que fue reincrustado hasta que un día se levantó, ante la cara de horror de sus compañeros, y no se le vio más.
5 El hombre de retazos, padre de Abigail Cable en “La cosa del Pantano”, por Alan Moore, es reconstruido por su hermano luego de fallecer tras pisar una mina antipersonal.
6 Fuentes, Carlos, “La nueva novela hispanoamericana”, Editorial Joaquín Mortiz, D.F., México, 1969, pág. 15.

martes, 3 de febrero de 2009

Ma'an, 01-02-2009

criados bajo una barrera de muerte y destrucción, acostumbrada al sopor que mantiene tu voz confusa al declarar lo que sabían los comunes, futiles, en hospitales que se llenaron en cuestión de segundos - semanas en que los ocupantes no escucharon otra voz que la propia, destruyendo, quemando, lo que llevo decadas construir, los alimentos y el combustible siguen siendo escasos, y ni equipo ni repuestos pueden entrar, a fin de mantener o reparar las plantas industriales, centrales eléctricas o estaciones de bombeo de aguas residuales que todavía inundan zonas pobladas, tierra de labor y el mar.

lunes, 12 de enero de 2009

Gaza hoy, israel emplea fosforo blanco sobre Gaza



Grupos de derechos humanos dicen que Israel está usando indiscriminadamente fósforo blanco en las áreas densamente pobladas de Gaza.

Al entrar en ignición, este producto químico puede quemar la carne de una persona hasta el hueso.

Israel dice que el uso de fósforo blanco está permitido por la ley internacional, aunque no ha admitido abiertamente el uso del mismo.

articulo de al jazeera aquí

Fotos de los terroristas más buscados



Las "Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)" publicaron el domingo fotografías de algunos de los "terroristas" más buscados de Hamas diciendo que los habían matado desde el comienzo de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza hace más de dos semanas.

Un portavoz israelí dijo a los reporteros extranjeros en Jerusalén que la comunidad mundial, especialmente los norteamericanos y europeos, no deben dejarse engañar por la corta edad de los terroristas muertos.

El portavoz, Nachman Abramovic, dijo "pueden parecerles jóvenes a ustedes y a mí, pero estos individuos son terroristas de pro. No miren sus caras engañosamente inocentes, traten de pensar en los demonios que hay dentro de cada uno de ellos", a lo que agrega que está "absolutamente seguro" de que estas personas serían "malvados terroristas si les permitiéramos crecer".

"Si ustedes estuvieran en nuestro lugar, ¿les permitirían crecer para que mataran a sus hijos o acabarían con ellos ahora mismo?", continuó.

Al preguntarle si estaba preocupado por las posibles críticas de la comunidad internacional, Abramovic dijo que no lo estaba porque "sólo estamos defendiéndonos a nosotros mismos, ¿Se disculparía usted por defenderse si otra persona le atacara sin provocación?", contrapreguntó el portavoz israelí a un periodista gringo.

El portavoz de las FDI añadió que Israel en realidad no atacaba a civiles en Gaza y que el mundo no debe caer en la trampa de la propaganda de Hamas: "Yo desafío a los medios de comunicación serios a que demuestren que hemos matado a un solo civil inocente en Gaza, no me digan que Aljazeera dijo esto o que la CNN dijo lo otro. Ustedes saben que todos ellos son anti-semitas y no son fiables para decir la verdad."

Añadió que, en cualquier caso, la gente honesta y moral debería diferenciar entre los "verdaderos seres humanos" y los "animales humanos"; "nosotros matamos animales humanos, y lo hacemos de modo no apologético. Además ¿quien en Occidente se encuentra en posición de darnos lecciones sobre matanzas de animales humanos? Después de todo, ¿Quién tiene las manos limpias?".

Otro portavoz israelí, Tzipora Menache, dijo que no estaba grandemente preocupada por las ramificaciones negativas que la Operación Plomo Duro pudiera tener en el modo en que la administración Obama verá a Israel.

"Usted sabe muy bien, y los estúpidos americanos saben igual de bien, que controlamos su gobierno, con independencia de quién se siente en la Casa Blanca."

"Como ven, lo sé y ustedes saben que ningún presidente americano puede estar en posición de desafiarnos aunque hagamos lo impensable".

Al preguntarle si no le preocupaba que su intervención pudiera causar un desastre en las relaciones públicas, Menache dijo "¿qué pueden hacernos. Controlamos el Congreso, controlamos los medios de comunicación, controlamos el mundo del espectáculo, controlamos todo en América."

"En Estados Unidos se puede criticar a Dios, pero no se puede criticar a Israel."

Ahora, después de esta imaginaria, pero muy realista introducción, vamos a ver las fotografías de estos "malvados terroristas".