miércoles, 28 de diciembre de 2016


el tiempo (como todo)
no se gana ni se pierde
y sus cambios
aunque siguen ciertas reglas
no resultan predecibles

somos mero presente y por eso,

con nuestros limitados medios

caemos rendidos a
la falsa necesidad de dejar nuestra marca en la caverna


sin entender (por ejemplo) que
que la posibilidad reside en la medida
y que las horas, días, años, meses
solo existen en las retinas de nuestros hijos

o que como ni el río ni el mar somos los mismos
si no sueltas puedes
amar de lejos a una persona que ya no existe

que es un poco más triste que amar en silencio a una desconocida

habría que
salir
en busca de un aprendizaje

porque aprender
tendría que ver con curar heridas
y dejar de ser quienes fuimos
para dar

y caer en la cuenta

y entender
que hay un pecado cotidiano en hacernos hombres
que esa hombría también es aprendida
y aún así gobierna los afectos que hemos construido

habría q aprender a amar de nuevo

y cuestionarse la necesidad de pedir un perdón inútil
para no estar en la culpa siempre y seguir,
pero nunca olvidar que también unx hizo daño

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