lunes, 18 de abril de 2011

tres


3

Salimos como a las dos de la mañana en la camioneta de mi mami, una Nissan Pathfinder blanca del año 2000 de la que Odette ha sido su única dueña. La paloma llama cariñosamente al vehículo. Tiene ella un extraño sentido de la fidelidad.

La idea era llegar bien temprano para volver como a las 11 y estar de nuevo en Santiago en la tarde para ir a trabajar. Los jueves entro a las cinco y veinticinco en el liceo.

El compromiso es no quedarnos dormidos, por eso dormimos un rato antes de salir. Pésima estrategia, salimos muertos de sueño para viajar toda la noche. Viajar de noche en auto es distinto de hacerlo en el día o a irse en bus, ni falta que hace decirlo, pero he viajado poco en auto así que ir sentado en el rol de copiloto con la carretera libre de tráfico resultó para mi una novedad muy somnolienta.

El bus es más azumagado. Tengo recuerdos de resacas morales tremendas en máquinas de nocturnos regresos.

Felizmente las distancias impiden que esto sea otra novela sobre el viaje y la familia.

Pablo, que así se llama mi hermano, manejó Hasta Talca. En Talca la bencina es más barata. callados en la noche sin luna, viendo chocar los mosquitos en el vidrio, ni música pusimos. Todo era doble vía, letreros y luz con filtro amarillo.

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