sábado, 13 de junio de 2009

El patio de las perras



Ya sereno va posando sus miserias, al solcito, en la barriga, en el ombligo, la placenta, que devora la piedrita, que no entiende lo que pasa por su vientre, corazones, que no entiende, van saliendo de su cuerpo entumecido de evidencia y omisiones que interrogan con la vista, que hasta cuando con lo mismo, se las come, con las perras, el encierro, los escombros y este llanto que no alumbra miraditas de trastorner, que no entiende, las mordidas, que en el sueño, son convulsas, ni ronquidos, en el frío, pesadilla, de estos perros que hoy no ladran, mientras comen, en la noche, estos llantos, inaudibles, pataleos, te persiguen, mientras duermes, los aullidos, por la carne del sabueso que no huele y está triste, ¿qué es un perro acorralado, en el olimpo, que es oscuro, y que no sabe si el silencio esconde traumas de otras lunas matutinas de rendija y de vacío, que estrellado va saltando hacía el ruido tras la puerta?


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