miércoles, 10 de septiembre de 2008

De cloro y estilo

Gran parte de los trabajadores adhirió a la movilización en pro de restringir la política migratoria; unos ochenta haitianos viajaron derretidos, opinando la poquedad del artista que insiste en la precariedad de sus medios y el niño que no se encuentra en medio de lo invisible.
Hoy los rieles y durante una semana, se trata de agua infestada de carabineros, además, se piensa aprobar un proyecto que incorpore un aula por cada unidad de tratamiento infantil, pues permite que se inserte al niño en un medio muy familiar como lo son otros infantes, las clases y los carabineros tienen un gran potencial terapéutico, una de las tareas que más disfrutan es la creación de cuentos. Los cuentos clásicos tienen un profundo sentido formador.
Un mundo sin cuerda es el caos, un cuerdo, sin caos es inmundo, ¿no pudiste conseguirlo? El silencio protocolar es de lo más decidor. Hay un niño que se llama. Descubres que está saliendo, Freddy corrobora lo del mal rato. Voy por un helado gigantesco, te dejo con tu mal rato y el maldito protocolo.
Tienes una, y aún, a pesar de todo, un día también tendremos carabineros trabajadores que adhirieran a insertarse en el mundo los helados gigantescos y más del ochenta por ciento de los los cabros cantan y bailan con los haitianos en medio del mar infecto de artistas y potencialidades terapéuticas para niños mimados criados en hoteles, hospitales especialmente adaptados para sus requerimientos; durante 4 años, día a día, avanzando hacía no importa donde, pero avanzando de tal modo que nunca dejaremos de ser fiel reflejo del profundo espíritu clásico que nos convoca.

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